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Salmos 104:1 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Bendice, alma mía, al Señor.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Bendice, alma mía, a Jehová. Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido; Te has vestido de gloria y de magnificencia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Que todo lo que soy alabe al Señor. ¡Oh Señor mi Dios, eres grandioso! Te has vestido de honor y majestad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 ¡Bendice al Señor, alma mía! ¡Eres muy grande, oh Señor, mi Dios, vestido de gloria y majestad,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Bendice alma mía a YHVH. ¡Oh YHVH, Dios mío, cuánto te has engrandecido! Te has revestido de gloria y majestad,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 Bendice alma mía a Jehová. oh Jehová mi Dios, mucho te has engrandecido; te has vestido de gloria y de majestad.

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Salmos 104:1
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Bendecid al Señor, todas sus obras, en todos los lugares de su reino. Bendice, alma mía, al Señor.


Muy grande es el Señor y digno de alabanza, su grandeza, insondable.


En su presencia, gloria y majestad, potencia y esplendor, en su santuario.


Vistió como coraza la justicia, y el casco de salvación en su cabeza; por traje se vistió las ropas de venganza, se cubrió con el celo como con un manto.


Reina el Señor, vestido de majestad, el Señor está ataviado, ceñido de poder, y el orbe está seguro, inconmovible.


Oré a Yahveh, mi Dios, e hice mi confesión: '¡Ah, Señor, el Dios grande y terrible que guarda la alianza y la misericordia con los que le aman y cumplen sus mandamientos!


Desaparezcan los errados en la tierra y no haya más impíos. Bendice, alma mía, al Señor. Aleluya.


Se esconde uno en escondites, ¿y yo no lo veré? -oráculo de Yahveh-. El cielo y la tierra, ¿no los lleno yo? -oráculo de Yahveh-.


Lamentación. De David. Cuando cantó a Yahveh, a propósito de Cus el benjaminita.


¿No eres tú desde siempre, Yahveh, mi Dios, mi Santo, tú que no puedes morir? Para juzgar, ¡oh Yahveh!, lo designaste, para castigar, ¡oh Roca!, lo pusiste.


Seguí mirando y vi que colocaron unos tronos y un anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve; los cabellos de su cabeza puros como la lana; su trono eran llamas de fuego; sus ruedas eran ascua encendida.


El Señor es un Dios grande, rey poderoso sobre los dioses todos.


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