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Salmos 102:4 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Mis días se terminan en humo, y mis huesos se queman lo mismo que un brasero.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Tengo el corazón angustiado, marchito como la hierba, y perdí el apetito.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 como hierba segada, mi corazón se seca y hasta me olvido de comer mi pan;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Mi corazón herido se agosta como la hierba, Y aun de comer mi pan me olvido.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Mi corazón está herido, y seco como la hierba; por lo cual me olvido de comer mi pan.

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Salmos 102:4
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Se seca la hierba, se marchita la flor cuando el viento de Yahveh sopla sobre ella. Pues el pueblo es hierba.


pues presto como el heno languidecen y como la hierba verde se marchitan.


En día de pesares busco yo al Señor: mi mano, por la noche, se tiende sin reposo y mi alma rehúsa consolarse.


Esdras abandonó el templo de Yahveh y se retiró al aposento de Juan, hijo de Eliasib. Mientras estuvo allí ni comió pan ni bebió agua sino que estuvo haciendo duelo por las prevaricaciones de los que habían vuelto de la cautividad.


Estuvo tres días sin ver, y ni comía ni bebía.


Recuerda sin cesar y se abate dentro de mí mi alma.


He. Clavó en mis entrañas las flechas de su aljaba.


A causa de tu enojo y de tu ira, me has alzado a lo alto y arrojado.


Mis enemigos me afrentan todo el día, y juran contra mí como dementes.


Tú conoces mi oprobio, mi vejación y mis afrentas, todos mis perseguidores están ante tu vista.


¿Por qué estás abatida, oh alma mía, y murmuras en mí? Confía en el Señor: podré aún alabarlo, a él, alegría de mi rostro,


cuando su vida tiene asco del pan y su alma de manjares exquisitos,


Siento hastío de mi vida; quiero abandonarme a mi dolor, hablar en la amargura de mi alma.


Me penetran las flechas de Sadday, y mi espíritu bebe su veneno: los terrores de Dios conspiran contra mí.


Los principales de su casa se dirigían a él para convencerle de que se levantara del suelo, pero él no quiso, ni comía tampoco con ellos.


La piel se me ha renegrido, los huesos me arden de fiebre.


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