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Salmos 10:14 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Res. Tú mismo puedes ver, observar el pesar y la aflicción y tomarlos en tus manos. A ti el pobre se abandona, al huérfano eres tú quien le socorre.

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Biblia Reina Valera 1960

14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la recompensa con tu mano; A ti se acoge el desvalido; Tú eres el amparo del huérfano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Pero tú ves los problemas y el dolor que causan; lo tomas en cuenta y los castigas. Los indefensos depositan su confianza en ti; tú defiendes a los huérfanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Pero tú has visto la pena y el dolor, los miras y los recoges en tus manos. A ti el desamparado se encomienda, a ti que al huérfano socorres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 r Sin embargo Tú lo ves, Porque observas el agravio y la vejación, Para retribuirlo con tu mano. ¡A ti se encomienda el desvalido! ¡Tú eres el defensor del huérfano!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

14 Tú lo has visto; porque tú miras la maldad y la vejación, para cobrar venganza con tu mano: En ti se refugia el pobre, tú eres el amparo del huérfano.

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Salmos 10:14
35 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Alabad al Señor y cantad salmos a su nombre, abrid camino al que cabalga en las estepas: Yahveh es su nombre; regocijaos ante él.


el Señor, el que protege al extranjero y el que sostiene al huérfano y a la viuda. Y él, también, el que entorpece las sendas del impío.


Llevad preparadas las palabras y volved a Yahveh. Decidle: 'Perdona toda iniquidad, para que recibamos tus bienes, y te ofrezcamos el fruto de nuestros labios.


Deja a tus huérfanos, yo les conservaré la vida, y que tus viudas confíen en mí'.


hacen suave su boca, de manteca, y en su seno está la guerra; lenifican sus labios, más que el óleo, y son sables desnudos.


que hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al extranjero y le da pan y vestido.


Abandonad en él todas vuestras preocupaciones, porque él cuida de vosotros.


Así, pues, que también los que sufren según la voluntad de Dios se pongan en manos del Creador fiel y practiquen el bien.


Por esta misma causa soporto yo mi situación actual. Pero no me avergüenzo, porque sé perfectamente de quién me he fiado, y estoy seguro del poder que tiene para guardar hasta aquel día el depósito que se me confió.


Tus ojos no pueden ver el mal, no puedes consentir la violencia. ¿Por qué, pues, ves a los pérfidos y callas cuando el impío devora a quien es más justo que él?


Es que viene sobre ella, sobre Babel, el devastador; sus guerreros son cazados, sus arcos se han roto. Yahveh es un Dios de represalias que sabe desquitarse.


Porque mis ojos están puestos sobre todos sus caminos; no pueden ocultarse ante mí, y su iniquidad no se esconde a mis ojos.


En todo lugar los ojos de Yahveh, vigilan a malos y a buenos.


Tú, Señor, que lo ves, no estés callado, mi Señor, no te tengas a distancia.


a tu cargo quedé ya desde el seno, desde el vientre materno ya eres mi Dios.


escucha desde el cielo y actúa: haz justicia con tus siervos, castigando al que es culpable, de suerte que su mala conducta recaiga sobre su cabeza, y justificando al que es inocente y retribuyéndole conforme a su justicia.


'¿Es que yo no vi ayer la sangre de Nabot y la de sus hijos? ¡Oráculo de Yahveh! Pero yo te daré tu merecido en este mismo campo. ¡Oráculo de Yahveh!'. Ahora, pues, llévalo y arrójalo en ese campo, conforme a la palabra de Yahveh'.


Exclamó entonces Adoni Bézec: 'Setenta reyes, a quienes se les amputaron los pulgares de manos y pies, recogían migajas bajo mi mesa. Dios me paga mi merecido'. Le llevaron a Jerusalén y allí murió.


Nada creado está oculto a su presencia: todo está desnudo y patente a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.


El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que venga el día de Yahveh, grande y terrible.


¿Qué haréis el día del castigo, ante el desastre que llega de lejos? ¿A quién acudiréis en busca de auxilio y dónde dejaréis vuestra riqueza?


Se esconde uno en escondites, ¿y yo no lo veré? -oráculo de Yahveh-. El cielo y la tierra, ¿no los lleno yo? -oráculo de Yahveh-.


Oyó Dios la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo: '¿Qué te ocurre, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado la voz del niño desde el lugar donde él está.


Y prosiguió: 'Alza tus ojos y mira: todos los machos que cubren las ovejas son listados, moteados y manchados, porque yo he visto todo lo que Labán ha hecho contigo.


Miró Dios hacia los israelitas y Dios los reconoció.


Si los maltratas y claman a mí, yo escucharé su queja;


porque es su único cobertor, el manto en el que envuelve su cuerpo; si no, ¿con qué iba a acostarse? Si clama a mí, yo le escucharé, pues soy compasivo.


Puede ser que Yahveh considere mi aflicción y me devuelva su bondad a cambio de las maldiciones de hoy'.


No se acordó el rey Joás de la benevolencia que Joadá, padre de Zacarías, le había mostrado, sino que mató a su hijo, quien dijo al morir: 'Que Yahveh lo vea y te lo demande'.


Yo me gozo y me alegro en tus mercedes, pues tú adviertes mis pesares y conoces las penas de mi alma.


Para el huérfano un padre, para la viuda un vengador, tal es el Señor en su morada santa.


Yahveh derriba la casa del soberbio y mantiene en pie el lindero de la viuda.


Tú ves, Yahveh, mi opresión. ¡Defiende mi causa!


Tú ves sus deseos de venganza, todas sus maquinaciones contra mí.


Asiria no nos salvará, no montaremos a caballo, nunca más diremos que es nuestro dios la obra de nuestras manos, tú, en quien el huérfano encuentra compasión'.


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