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Romanos 9:20 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 ¡Pero, hombre! ¿Quién eres tú para replicar a Dios? ¿Acaso le dirá la vasija al alfarero: por qué me hiciste así?,

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Biblia Reina Valera 1960

20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 No, no digan eso. ¿Quién eres tú, simple ser humano, para discutir con Dios? ¿Acaso el objeto creado puede preguntarle a su creador: «¿Por qué me has hecho así?»?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Pero, amigo, ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios? ¿Acaso dirá la arcilla al que la modeló: Por qué me hiciste así?

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 En todo caso, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá acaso lo moldeado al que lo moldea: Por qué me hiciste así?°

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques contra Dios? ¿Dirá lo formado al que lo formó: Por qué me has hecho así?

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Romanos 9:20
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¡Perversidad la vuestra! Como si la arcilla se creyera alfarero, o dijera la obra a su hacedor: 'No me ha hecho'; o la escultura dijera a su escultor: 'No entiende'.


No te enojes, Yahveh, hasta el extremo, ni recuerdes por siempre la culpa; mira, ve: ¡Tu pueblo somos todos nosotros!


¿Por qué te lamentas contra él de que no responde a todas tus palabras?


'¿Litigará el acusador de Sadday? ¿Replicará el contendiente de Dios?'.


¿Es que yo no puedo hacer en mis asuntos lo que quiera? ¿O te va a molestar que yo sea generoso?'.


¿Tendrán fin las hueras palabras? ¿Qué te mueve a responder así?


y altercados sin cuento, cual corresponde a hombres de mentalidad corrompida y privados de la verdad, que hacen de la religión negocio.


¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el letrado? ¿Dónde el filósofo de las cosas de este mundo? ¿No convirtió Dios en necedad la sabiduría del mundo?


¿Vas acaso a anular mi sentencia? ¿Vas a condenarme por salirte con la tuya?


¿Quién le impone normas de conducta? ¿Quién podrá decirle: Has hecho mal?


¿Quieres saber, hombre necio, cómo la fe sin las obras es estéril?


Los esclavos, que obedezcan en todo a sus amos, les den satisfacción y no les contradigan;


No tienes, por tanto, excusa, quienquiera que seas, que te eriges en juez. Pues cuando condenas a otro, a ti mismo te condenas, ya que tú, que te eriges en juez, practicas aquellas mismas cosas.


'Se te ha revelado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh reclama en ti: tan sólo practicar la justicia, amar la lealtad y ser humilde ante tu Dios.'


Una vez hablé y no repetiré; dos veces, y no volveré a hacerlo'.


Y tú, mujer, ¿qué sabes si así salvarás al marido? O tú, marido, ¿qué sabes si así salvarás a la mujer?


Pero el rey respondió: '¿Qué tengo yo que ver con vosotros, hijos de Servia? Déjalo que me insulte. Porque si Yahveh le dice: 'Insulta a David', ¿quién podrá decirle: 'Por qué haces eso?''.


Él no es hombre como yo: no cabe discutir, y comparecer juntos ante un tribunal.


¿Se jacta el hacha ante quien corta con ella? ¿Se engríe la sierra ante quien tira de ella? ¡Como si la vara blandiera a quien la alza o un bastón alzara a quien no es de madera!


'¿No puedo yo hacer con vosotros como este alfarero, casa de Israel? -oráculo de Yahveh-. Mirad: como la arcilla en mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, casa de Israel.


Pero él le contestó: '¡Hombre! ¿Quién me ha constituido juez o partidor entre vosotros?'.


Pero tú, que te eriges en juez de quienes practican tales cosas, a pesar de que tú mismo las haces, ¿acaso piensas que vas a escapar al juicio de Dios?


¿o es que no puede disponer el alfarero de la arcilla, para hacer, de la misma masa, esta vasija para usos nobles, y aquella otra para usos viles?


¿Y qué, si Dios, queriendo manifestar su ira y dar a conocer su poder, soportó con inmensa paciencia vasijas objeto de su ira, dispuestas ya para la perdición,


¿Quién eres tú para juzgar al criado ajeno? Si está de pie o caído, eso es cosa de su amo. Pero se mantendrá en pie, que el Señor tiene poder para sostenerlo.


En una casa grande no hay solamente vajilla de oro y de plata, sino también de madera y de barro: aquélla para usos nobles, ésta para usos viles.


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