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Romanos 8:20 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 La creación, en efecto, está sometida a frustración, no por propia voluntad, sino a causa del que la sometió, pero con una esperanza:

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Biblia Reina Valera 1960

20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Contra su propia voluntad, toda la creación quedó sujeta a la maldición de Dios. Sin embargo, con gran esperanza,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Pues si la creación se ve obligada a no lograr algo duradero, esto no viene de ella misma, sino de aquel que le impuso este destino. Pero le queda la esperanza;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Porque la creación fue sometida a vanidad, no por su propia voluntad, sino por la del que la sujetó;° en esperanza

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Porque las criaturas fueron sujetadas a vanidad, no voluntariamente, sino por causa de Aquél que las sujetó en esperanza,

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Romanos 8:20
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

al que llamó Noé, diciendo: 'Éste nos consolará en nuestra tarea y en la fatiga de nuestras manos por la tierra que maldijo Yahveh'.


Pues lo sabemos bien: la creación está hasta ahora toda ella gimiendo y sufriendo dolores de parto.


¿Hasta cuándo hará duelo el país y estará la hierba de todo el campo reseca? Por la maldad de sus habitantes, bestias y aves desaparecieron. Pero dicen ellos: 'No ve nuestros caminos'.


Por eso la tierra está seca, y todos sus habitantes desfallecen con los animales del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar desaparecen.


¡Vanidad de vanidades!, dice Qohélet. ¡Vanidad de vanidades. Todo es vanidad!


Dijo entonces Dios a Noé: 'He determinado acabar con todos, ya que por su culpa la tierra está llena de violencia, y voy a exterminarlos a ellos con la tierra.


¡Cómo brama el ganado! Mugen los hatos de bueyes por falta de pasto. ¡Hasta los rebaños de ovejas perecen!


la han dejado arrasada, está de luto ante mí, desolada. Todo el país está devastado, pero nadie lo lamentaba.


Hazme, Señor, saber mi fin y cuál es la medida de mis días, para ver cuán efímera es mi suerte.


Pues con esa esperanza hemos sido salvados. Ahora bien, esperanza cuyo objeto se ve, no es esperanza. Porque, ¿quién espera lo que ya está viendo?


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