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Oseas 9:10 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Como uvas en el desierto encontré a Israel; como breva en higuera vi a vuestros padres. Llegaron a Baal Peor y a la infamia se entregaron; se hicieron abominables como las cosas que amaron.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres. Ellos acudieron a Baal-peor, se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Dice el Señor: «Oh Israel, cuando te encontré por primera vez, fue como encontrar uvas frescas en el desierto. Cuando vi a tus antepasados, fue como ver los primeros higos maduros de la temporada. Pero después me abandonaron por Baal-peor y se entregaron a ese ídolo vergonzoso. En poco tiempo se volvieron viles, tan viles como el dios al que rinden culto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Israel fue para mí como uva silvestre encontrada en el desierto, y sus padres me parecieron como si fueran las primeras brevas; pero no bien habían llegado a Baal-Peor, se vendieron al ídolo y se hicieron tan aborrecibles como el ídolo que amaban.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Como uvas en el desierto hallé a Israel, Como breva° en la higuera encontré a vuestros° padres. Pero ellos fueron a Baal-peor y se consagraron a la Vergüenza,° Y se hicieron tan abominables como aquello que amaron.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

10 Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres. Ellos entraron a Baal-peor, y se apartaron para vergüenza, y se hicieron abominables como aquello que amaron.

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Oseas 9:10
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

No castigaré a vuestras hijas cuando se prostituyan, ni a vuestras nueras cuando cometan adulterio, porque ellos mismos se van con las rameras y ofrecen sacrificios con las prostitutas sagradas. Y así un pueblo ignorante va a la ruina.


Pues cuantas son tus ciudades, tantos son tus dioses, Judá; y cuantas son las calles de Jerusalén, tantos son los altares que habéis erigido a la vergüenza, altares para incensar a Baal.


¡Ay de mí! Pues soy como espigador en otoño, como rebuscador en la vendimia. No hay un racimo que comer, ni una breva de las que tanto ansío.


La castigaré por los días de los baales, cuando ella les quemaba incienso, y, adornada con sus zarcillos y collares, caminaba detrás de sus amantes y me olvidaba a mí -oráculo de Yahveh.


Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron escucharme; nadie arrojó los monstruos abominables que deleitaban sus ojos, ni abandonaron los ídolos de Egipto. Pensé entonces volcar mi furor sobre ellos, para desahogar del todo mi ira contra ellos en el país mismo de Egipto.


Quemad levadura como acción de gracias y pregonad a voz en grito ofrendas voluntarias, puesto que así lo queréis, hijos de Israel -oráculo del Señor Yahveh-.


Cuando Israel era niño, lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.


Así dice Yahveh: 'gracia encontró en el desierto un pueblo de huidos de la espada. Cuando iba Israel a su reposo


los profetas profetizan con mentira, los sacerdotes gobiernan por su cuenta, y mi pueblo así lo quiere. Pero ¿qué haréis cuando llegue el fin?


la flor marchita de su espléndido atavío, que está en la cima del valle ubérrimo; será como breva antes del verano, que aquel que la ve, apenas la tiene en su mano, se la come.


Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer.


Como si fuera poco imitar los pecados de Jeroboán, hijo de Nebat, tomó por esposa a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, rindió culto a Baal y se postró ante él.


Por eso se le llamó a Gedeón desde aquel día Yerubaal, diciendo: 'Que Baal ponga pleito contra él, puesto que es él quien ha derribado su altar'.


ofrecen sacrificios a demonios que no son Dios, a dioses que no conocían, nuevos, recién llegados, a los que no temieron sus padres.


Lo halla en tierra desierta, en vasta soledad, entre aullidos salvajes; lo rodea de cuidados, lo atiende, lo guarda como a la niña de sus ojos.


Con vuestros propios ojos habéis visto lo que hizo Yahveh en Baal Peor: Yahveh, tu Dios, hizo desaparecer de en medio de ti a cuantos se fueron tras Baal Peor.


Cuando veáis el fleco, os traerá a la memoria todos los mandamientos de Yahveh, para que los pongáis en práctica y no os dejéis llevar por los caprichos de vuestro corazón ni de vuestros ojos, a causa de los cuales os prostituís.


¿Pero qué fruto recogíais entonces? ¡Cosas de las que ahora os avergonzáis! Pues el final de ellas es muerte.


Y como ellos serán los que los hacen y todos los que a ellos se confían.


La vergüenza devoró el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus rebaños y sus vacadas, sus hijos y sus hijas.


Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas, la otra cesta, higos muy malos, que de tan malos no se podían comer.


en compañía de borrachos. Se entregan sin freno a la prostitución; prefieren la ignominia.


Las primicias de cuanto hay en sus campos y que ellos traen a Yahveh serán para ti. Todo el de tu casa que esté puro podrá comerlo.


quemaron incienso en todos los lugares altos, como las naciones que Yahveh había arrojado de delante de ellos, cometieron maldades que excitaron la ira de Yahveh


¿Qué es aquello que sube del desierto, cual columna de humo, perfumado de mirra y de incienso, del aroma mejor del mercader?


Acostémonos sobre nuestra vergüenza, y nuestra ignominia nos cubra; pues contra Yahveh, nuestro Dios, hemos pecado, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud hasta hoy, y no hemos escuchado la voz de Yahveh, nuestro Dios.


Yo te conocí en el desierto, en país de sequedal.


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