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Números 25:11 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 'Pinjás, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha alejado mi cólera contra los israelitas por haber mostrado su celo por mí en medio de ellos; por eso yo, en mi celo, no he aniquilado a los israelitas.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 «Finees, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, alejó mi enojo de los israelitas porque demostró entre ellos el mismo celo que yo. Así que dejé de destruir a todo Israel, como pensaba hacerlo a causa del enojo de mi celo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Finjas, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, alejó mi cólera de los israelitas cuando se mostró lleno de celo por mí en medio de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Finees ben Eleazar, hijo de Aarón, el sacerdote, ha desviado mi furor de sobre los hijos de Israel, al mostrar su celo por mí en medio de ellos, por lo cual Yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, ha hecho tornar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos: por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.

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Números 25:11
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Con sus altos sagrados lo irritaron y le dieron celos con sus ídolos.


Provocaron mis celos con lo que no es Dios, me irritaron con sus ídolos vanos. Mas yo provocaré sus celos con lo que ni siquiera es pueblo, los irritaré con una nación vana.


Excitan sus celos con dioses extraños, lo provocan con abominaciones;


Estoy celoso de vosotros con celo de Dios, porque os desposé con un solo marido para presentaros, como virgen pura, a Cristo.


¿O es que vamos a provocar a celos al Señor? ¿Somos acaso más fuertes que Él?


Por eso, esperadme -oráculo de Yahveh- el día en que me levante para dar testimonio, pues he decidido reunir a las naciones, congregar a los reinos, para derramar sobre ellos mi cólera, todo el ardor de mi ira: por el fuego de mi celo será devorada toda la tierra.


Ni su plata ni su oro podrán salvarlos en el día de la ira de Yahveh. Por el fuego de su celo será devorada toda la tierra, porque él aniquilará de modo repentino y terrible a todos los habitantes de la tierra.


Judá hizo el mal ante los ojos de Yahveh. Provocaron su enojo más aún que lo hicieran sus padres con los pecados que cometieron,


No te postrarás ante ellas, ni las servirás; porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian,


El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que rehúsa creer en el Hijo no gozará de vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.'


Álef. Dios celoso y vengador es Yahveh, vengador es Yahveh y furibundo, Yahveh se venga de sus adversarios, es implacable con sus enemigos.


Te aplicaré los castigos de las adúlteras y de las homicidas y te haré víctima de mi furor y de mi celo.


Surgió entonces Pinejás para mediar, y la peste se detuvo.


Él quería aniquilarlos, de no ser por su elegido Moisés que se puso en la brecha, en su presencia, para apartar su ira destructora.


Y enterraron los huesos de Saúl y los de su hijo Jonatán, junto con los de aquellos que habían sido ajusticiados, en la tierra de Benjamín, en Selá, en la tumba de Quis, padre de Saúl, cumpliendo así todo lo dispuesto por el rey. Después de esto Dios se aplacó con el país.


Entonces Josué dijo al pueblo: 'No podréis servir a Yahveh, porque es un Dios santo, un Dios celoso, que no soportará vuestras faltas y pecados.


Yahveh lo separará de todas las tribus de Israel para desgracia suya, según todas las maldiciones de la alianza escrita en este libro de la Ley.


Porque Yahveh, tu Dios, es fuego devorador, Dios celoso.


No te postres delante de otro dios porque Yahveh se llama Celoso. Es un Dios celoso.


Si un fuego prende y se propaga en matorrales espinosos y devora las hacinas, las mieses o el campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado.


Los israelitas enviaron a los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés, a la tierra de Galaad, a Pinjás, hijo del sacerdote Eleazar,


Como mérito le fue reconocido por todas las edades, para siempre.


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