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Números 13:28 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Pero el pueblo que habita el país es fuerte; y las ciudades están fortificadas y son muy grandes. Incluso vimos allí a descendientes de Anac.

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Biblia Reina Valera 1960

28 Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Sin embargo, el pueblo que la habita es poderoso y sus ciudades son grandes y fortificadas. ¡Hasta vimos gigantes allí, los descendientes de Anac!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 Pero el pueblo que vive en ese país es muy poderoso. Las ciudades son muy grandes y fortificadas, hemos visto incluso a los descendientes de Enac.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 Pero, el pueblo que habita en esa tierra es fuerte, y las ciudades están fortificadas y son muy grandes. Además, hemos visto allí a los descendientes de Anac.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

28 Pero el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y también vimos allí a los hijos de Anac.

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Números 13:28
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿Adónde vamos a subir? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestro corazón al decir: es un pueblo más grande y de mayor estatura que nosotros; las ciudades son grandes y fortificadas hasta el cielo; hemos visto también allí descendientes de los anaquitas'.


No quedaron anaquitas en la tierra de los israelitas, salvo unos pocos en Gaza, en Gat y en Asdod.


También vimos allí gigantes -los hijos de Anac, descendientes de los gigantes-, y a su lado, nosotros nos sentíamos como langostas; y esto les parecíamos nosotros a ellos'.


Caleb expulsó de allí a los tres hijos de Anac: Sesay, Ajimán y Talmay, descendientes de Anac.


Todas estas ciudades, fortificadas con altas murallas, con puertas y cerrojos, sin contar el gran número de ciudades abiertas,


pueblo grande, numeroso y de elevada estatura, como los anaquitas; pero Yahvé los exterminó ante ellos, los desalojaron y se establecieron en su lugar.


Como Moisés había dispuesto, se dio Hebrón a Caleb, quien expulsó de allí a los tres hijos de Anac.


Entonces Yisbi, hijo de Nob, descendiente de Rafá, que llevaba una lanza de bronce de trescientos siclos de peso, y que iba ceñido de una espada nueva, dijo que iba a matar a David.


Otórgame, pues, esta montaña a la que se refería Yahveh aquel día; pues aquel día oiste tú que estaban en ella los anaquitas y que sus ciudades son grandes y fortificadas. Si Yahveh está conmigo, los arrojaré de allí, como Yahveh me prometió'.


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