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Nehemías 12:27 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Con ocasión de la dedicación de la muralla de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos los lugares para traerlos a Jerusalén, con el fin de celebrar la dedicación con alegría, acción de gracias y cánticos al son de címbalos, salterios y cítaras.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos sus lugares para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Para la dedicación de la nueva muralla de Jerusalén se les pidió a los levitas de toda la tierra que fueran a Jerusalén para colaborar en las ceremonias. Debían tomar parte en la feliz celebración con sus canciones de acción de gracias y con música de címbalos, arpas y liras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Cuando se inauguró la muralla de Jerusalén, se buscó por todos los lugares a los levitas para traerlos a Jerusalén, con el fin de celebrar la inauguración con alegría, con cantos de acción de gracias, al son de címbalos, harpas y cítaras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Y para la dedicación del muro de Jerusalem buscaron a los levitas de todas partes, para traerlos a Jerusalem, a fin de celebrar la dedicación y la fiesta con cánticos y acciones de gracias, con címbalos, salterios y arpas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

27 Y para la dedicación del muro de Jerusalén buscaron a los levitas de todos los lugares, para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras.

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Nehemías 12:27
34 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Dijo David a los jefes de los levitas que proveyeran a sus hermanos cantores de instrumentos músicos: arpas, cítaras y címbalos, para que tocaran y entonaran cánticos de alegría.


Después, el rey Ezequías y los jefes ordenaron a los levitas que entonaran alabanzas a Yahveh con las palabras de David y de Asaf, el vidente. Ellos, con gran júbilo, cantaron las alabanzas y luego doblaron las rodillas y se postraron.


sucedió que trompeteros y cantores al unísono hacían oír su voz, alabando y celebrando a Yahveh, y elevaban el sonido de las trompetas, de los címbalos y de los instrumentos músicos en alabanza de Yahveh, porque es bueno, porque su misericordia es eterna. Y en aquel momento, una nube llenó el templo de Yahveh,


Así, todo Israel subió el arca de la alianza de Yahveh entre gritos de júbilo y resonar de cuernos, trompetas, címbalos, arpas y cítaras.


Luego, los escribas hablarán al pueblo, diciéndole: '¿Hay alguno que haya construido una casa nueva y no la haya estrenado todavía? Que se vaya y vuelva a su casa; no sea que perezca en el combate y sea otro el que la estrene.


y les dijo: 'Vosotros sois los jefes de las casas paternas de los levitas. Santificaos, pues, vosotros y vuestros hermanos, para subir el arca de Yahveh, Dios de Israel, al lugar que le tengo preparado;


Reunió también David a los hijos de Aarón y a los levitas.


Cuando lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron ante el Cordero. Cada uno de ello tenía una citara y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo santo.


Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito: estad alegres.


Que celebren su nombre con la danza, que le canten, con adufes y con arpas,


Salmo; canto de la dedicación del templo. De David.


Los demás israelitas, sacerdotes y levitas estaban por todas las ciudades de Judá, cada cual en su heredad.


Toda la comunidad de los que habían vuelto del cautiverio hizo cabañas y habitó en ellas. Los israelitas no lo habían hecho así desde los tiempos de Josué, hijo de Nun, hasta ese día. Hubo, pues, gran alegría.


Los israelitas -los sacerdotes, los levitas y los demás que habían vuelto de la cautividad- celebraron con gran júbilo la dedicación de este templo de Dios.


Los sacerdotes atendían de pie a su ministerio, mientras los levitas, al son de los instrumentos músicos de Yahveh que había hecho el rey David para alabar a Yahveh -porque es eterna su misericordia-, entonaban las alabanzas compuestas por David. Los sacerdotes, frente a ellos, tocaban las trompetas. Y todo Israel estaba de pie.


El jefe de los hebronitas era Yerías. En el año cuarenta del reinado de David se hicieron indagaciones sobre las genealogías de las casas paternas de los hebronitas, y se hallaron entre ellos hombres valerosos en Yazer de Galaad.


cuatro mil, porteros; y cuatro mil estaban encargados de alabar a Yahveh con los instrumentos que David había mandado fabricar.


Hemán y Yedutún tocaban las trompetas y los címbalos y tenían instrumentos para acompañar los cánticos a Dios. Los hijos de Yedutún estaban encargados de la puerta.


Asaf era el jefe; Zacarías el segundo; luego: Aziel, Semiramot, Yejiel, Matitías, Eliab, Benaías, Obededón y Yeiel, que tocaban arpas y cítaras; Asaf hacía resonar los címbalos.


David y todo Israel iban danzando delante de Dios con todas sus fuerzas, cantando al son de cítaras, arpas y tímpanos, címbalos y trompetas.


Se lo anunciaron al rey David, diciéndole: 'Yahveh ha bendecido la casa de Obededón y todo lo suyo a causa del arca de Dios'. Fue entonces David y trasladó el arca de Dios desde la casa de Obededón a la ciudad de David en medio de un gran júbilo.


Te alegrarás en presencia de Yahveh, tu Dios, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo, tu sierva y el levita que habite dentro de tus ciudades, el extranjero, el huérfano y la viuda que habiten en medio de ti, en el lugar que habrá escogido Yahveh, tu Dios, para que more allí su nombre.


Ofreció Salomón, como sacrificios de comunión en honor de Yahveh, veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. De este modo, el rey y todos los israelitas inauguraron el templo de Yahveh.


Luego estableció a los levitas en el templo de Yahveh con címbalos, arpas y cítaras, conforme a lo dispuesto por David, por Gad, el vidente del rey, y por el profeta Natán, porque era mandato de Yahveh transmitido por sus profetas.


Aquel día se ofrecieron grandes sacrificios y hubo gran regocijo, porque Dios les había deparado una gran alegría. También las mujeres y los niños se regocijaron y el alborozo de Jerusalén se oía desde lejos.


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