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Nehemías 1:4 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Al oír estas palabras, me senté y rompí a llorar, hice duelo durante algunos días, ayuné y oré ante el Dios del cielo.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante varios días estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Al oír eso, me senté y me puse a llorar. Y durante muchos días permanecí sumido en la tristeza: ayunaba y oraba ante el Dios del Cielo,

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Cuando oí estas palabras me senté, lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré ante el Dios de los cielos,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Y sucedió que, cuando yo oí estas palabras, me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios del cielo.

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Nehemías 1:4
22 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Volví mi rostro al Señor para dirigirle oraciones y súplicas, en ayuno, saco y ceniza.


A la orilla de los ríos de Babel estábamos sentados y llorábamos, recordando a Sión.


Mientras Esdras oraba, llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó en torno a él un concurso muy numeroso de israelitas: hombres, mujeres y niños. El pueblo lloraba muy copiosamente.


Díjome el rey: '¿Qué pretendes, pues?'. Encomendándome al Dios del cielo,


Alegraos con los que se alegran. Llorad con los que lloran.


como en los días de fiesta, alejaré de ti la desgracia, el oprobio que pesa sobre ti.


a fin de que imploraran la misericordia del Dios del Cielo acerca de aquel misterio y no tuvieran que perecer Daniel y sus compañeros con los demás sabios de Babilonia.


Al oír esto, rasgué mis vestiduras y mi manto, me arranqué pelos de la cabeza y de la barba y me senté desolado.


Él les respondió: 'Soy hebreo, y adoro a Yahveh, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra'.


Rogó David a Dios por el niño, ayunaba con rigor y pasaba las noches acostado en el suelo.


Alabad al Dios del cielo, pues su amor es eterno.


Por aquellos días, yo, Daniel, hice penitencia durante tres semanas.


'Por haberse conmovido tu corazón y por haberte humillado tú ante Yahveh al oír lo que he pronunciado contra este lugar y sus habitantes, que se han de convertir en objeto de desolación y maldición, y por haber rasgado tus vestiduras y llorado en mi presencia, yo también te he escuchado. ¡Oráculo de Yahveh!


Salomón había hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo, cinco de ancho y tres de alto, y lo había colocado en medio del atrio. Y subido en él, se postró de rodillas en presencia de toda la asamblea de Israel y, extendiendo sus manos al cielo,


'Así habla Ciro, rey de Persia: Yahveh, el Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le edifique un templo en Jerusalén de Judá.


A la hora del sacrificio de la tarde, salí de mi abatimiento y, con mis vestidos y manto rasgados, caí de rodillas, extendí las manos hacia Yahveh, mi Dios,


Yo les respondí: 'El Dios del cielo nos hará triunfar. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Pero vosotros no tendréis parte ni derecho ni recuerdo alguno en Jerusalén'.


Tus siervos se complacen en sus piedras, tienen cariño hasta a su polvo.


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