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Mateo 23:37 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 ¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que han sido enviados a ella! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a [sus] polluelos bajo sus alas! Pero no habés querido.

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Biblia Reina Valera 1960

37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 »¡Oh Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros de Dios! Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no me dejaste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 ¡Jerusalén, Jerusalén, qué bien matas a los profetas y apedreas a los que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, y tú no has querido!

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 ¡Jerusalem, Jerusalem, que matas a los profetas, y apedreas a los que te han sido enviados! ¡Cuántas veces quise° juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos bajo las alas, y no quisisteis!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!

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Mateo 23:37
46 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Que Yahveh recompense tu acción y que recibas cumplida retribución de Yahveh, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte'.


Con sus plumas te protege, bajo sus alas hallas un refugio por escudo y defensa su antebrazo.


Guárdame como la pupila de los ojos, escóndeme a la sombra de tus alas,


tu justicia es comparable a los más altos montes como el abismo inmenso, tus juicios. Tú socorres, Señor, a hombres y bestias:


Pero se rebelaron, se volvieron contra ti, echaron tu ley a sus espaldas, mataron a tus profetas, porque los exhortaban a convertirse a ti; grandes desprecios te hicieron.


En mi lecho te recuerdo y en las vigilias pienso en ti,


pues os he enviado a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'Convertíos cada uno de vuestra mala conducta y enmendad vuestras obras, no vayáis tras otros dioses para servirlos, y así permaneceréis en el país que os di a vosotros y a vuestros padres', pero no habéis prestado oído ni me habéis escuchado.


y decís: 'Si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros padres, no habríamos sido cómplices de la sangre de los profetas'!


Envió sus criados a llamar a los convidados al banquete, pero éstos no quisieron venir.


Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos. De esta misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.


Cuanto más los llamaba yo, más se apartaban de mí; sacrificaban a los baales y quemaban incienso a los ídolos.


Del director. 'No destruyas'. De David. Miktam. En la cueva, huyendo de Saúl.


que dieron muerte al Señor Jesús y a los profetas, nos persiguieron a nosotros, no agradan a Dios y se enfrentan con todo el mundo,


Os envié a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'No hagáis esas cosas abominables que detesto'.


y los demás echaron mano a los criados del rey los ultrajaron y los mataron.


No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas anunciaron: 'Así dice Yahveh Sebaot: convertíos de vuestros malos caminos y de vuestras males acciones'. Pero ellos no escucharon ni me hicieron caso -oráculo de Yahveh-.


Mi pueblo sigue apostatando de mí; aunque invocan a lo alto, nadie los levanta.


los cuales sacaron a Urías de Egipto, lo llevaron ante el rey Joaquín y éste lo pasó a cuchillo y arrojó luego su cadáver a la fosa común.


Escarmienta, Jerusalén: si no, mi alma se apartará de ti, si no, te dejaré hecha un desierto, una tierra no habitada.


Limpia tu corazón de la maldad, Jerusalén, para que puedas salvarte. ¿Hasta cuándo se albergarán en tu interior tus malos pensamientos?


En vano castigué a vuestros hijos, no aprendieron la lección; vuestra espada devoró a vuestros profetas como león desgarrador.


¿Por qué, cuando vine, no había nadie; cuando llamé, nadie respondió? ¿Es demasiado corta mi mano para librar o no hay en mí fuerza para salvar? Mirad: con mi amenaza seco el mar, convierto los ríos en desierto; apestan sus peces por falta de agua y se mueren de sed.


Vi que la mujer estaba ebria de la sangre del pueblo santo y de la sangre de los testigos de Jesús. Su visión me dejó estupefacto.


Entonces él se enfadó y no quería entrar. Pero su padre salió para llamarlo.


¿qué más puedo hacer a mi viña que no haya hecho? ¿Por qué cuando esperaba que diera uvas, ha dado agraces?


Sí; esta ciudad ha sido para mí la causa de mi ira y de mi furor desde el día en que la construyeron hasta hoy, de modo que tendré que apartarla de mi presencia


sino que el rey ordenó a Yerajmeel, hijo del rey; a Serayas, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdel, que prendieran a Baruc, el secretario, y a Jeremías, el profeta; pero Yahveh los escondió.


¡Ay de ellos, por haber huido de mí! ¡Desdichados por rebelarse contra mí! Quiero salvarlos, pero mienten sobre mí.


Con esto, estáis declarando vosotros mismos que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.


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