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Marcos 8:34 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Y llamando junto a sí al pueblo, juntamente con sus discípulos, les dijo: 'El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame.

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Biblia Reina Valera 1960

34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Entonces llamó a la multitud para que se uniera a los discípulos, y dijo: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Luego Jesús llamó a sus discípulos y a toda la gente y les dijo: 'El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Y llamando a la gente junto con sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,° tome su cruz y sígame,°

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

34 Y llamando a la multitud y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

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Marcos 8:34
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y quien no toma su cruz y sigue tras de mí, no es digno de mí.


Mis ovejas oyen mi voz: yo las conozco y ellas me siguen.


desgarré el reino de la casa de David, para dártelo a ti. Pero tú no has sido como mi siervo David, que guardó mis preceptos, caminó tras de mí con todo su corazón, y sólo hizo lo recto a mis ojos,


Los que son de Cristo [Jesús] han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.


Y ya no vivo yo; es Cristo quien vive en mí. Y respecto del vivir ahora en carne, vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.


En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos.


Pero a mi siervo Caleb, por tener él otro espíritu y haberse mantenido fiel a mí, yo le haré entrar en la tierra donde ha estado ya, y su descendencia la poseerá.


Entonces Jesús dijo a sus discípulos: 'El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue con su cruz y sígame.


con el fin de conocerle a él en persona y la fuerza de su resurrección y la comunión con sus padecimientos, hasta configurarme con su muerte,


Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo, puesto que padecemos con él y así también con él seremos glorificados.


Decía luego a todos: 'El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue cada día con su cruz y sígame.


Haced morir, pues, cuanto hay de terreno en vosotros: lujuria, impureza, pasión, deseo malo, y la sed de lucro, que es una idolatría.


Pero todas estas cosas, que eran para mí ganancias, las he estimado como pérdidas a causa de Cristo.


Si, pues, Cristo ha padecido en carne, armaos también vosotros de la misma idea, a saber, que el que ha padecido en la carne ha quedado desligado del pecado,


Pero, en cuanto a mí, ¡líbreme Dios de gloriarme en otra cosa que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, mediante la cual el mundo fue crucificado para mí y yo para el mundo!


Tan cierto como que sois mi orgullo en Cristo Jesús, nuestro Señor, os aseguro, hermanos, que cada día me estoy muriendo.


Entendamos bien esto: que nuestro hombre viejo fue crucificado junto con Cristo, a fin de que fuera destruido el cuerpo del pecado, para que no seamos esclavos del pecado nunca más.


Pues del mismo modo, ninguno de vosotros que no renuncie a todos sus bienes puede ser mi discípulo.


sabiendo que en breve mi tienda será desarmada según me lo ha dado a conocer nuestro Señor Jesucristo.


Más bien, a medida que tomáis parte en los padecimientos de Cristo, alegraos, para que también en la revelación de su gloria exultéis de gozo.


y por ella aprendemos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos y a vivir en este mundo con moderación, con justicia, con religiosidad,


Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros, y voy completando en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo en favor de su cuerpo, que es la Iglesia,


confortando a los discípulos y exhortándolos a permanecer en la fe, diciéndoles que por muchas tribulaciones tenemos que pasar para entrar en el reino de Dios.


Cuando Jesús lo oyó, le dijo: 'Todavía te queda una cosa: vende todo cuanto tienes y distribúyelo entre los pobres, que así tendrás un tesoro en el cielo; ven luego y sígueme'.


'Esforzaos por entrar por la puerta estrecha; que muchos -os lo digo yo- intentarán entrar, pero no lo conseguirán.


Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, que se llamaba Simón, a quien obligaron a llevarle la cruz.


No temas por lo que vas a padecer. Mira: el diablo va a arrojar a algunos de vosotros a la cárcel para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida'.


Por lo tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento, cargados con su oprobio;


Porque nos han llegado noticias de que entre vosotros hay algunos que van por ahí dando vueltas sin hacer nada y metiéndose en todo.


Siendo yo libre respecto de todos, me he hecho esclavo de todos para ganar al mayor número posible.


Por eso, si un alimento es escándalo para mi hermano, no comeré carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano.


Él cargó con la cruz y salió hacia el lugar llamado 'de la Calavera', que en hebreo se dice Gólgota.


Dijo luego a los discípulos, oyéndolo todo el pueblo:


Jesús entonces lo miró afectuosamente y le dijo: 'Una cosa te falta todavía: anda, vende cuanto tienes y dáselo a los pobres, que así tendrás un tesoro en el cielo; ven luego y sígueme'.


Y llamando de nuevo en torno a sí al pueblo, les decía: 'Oídme todos y entended:


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