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Lamentaciones 2:9 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Tet. Se hundieron en tierra sus puertas; Él rompió y quebró sus cerrojos. Su rey y sus príncipes están entre gentiles; ya no hay ley. Tampoco sus profetas reciben visión de Yahveh.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; Su rey y sus príncipes están entre las naciones donde no hay ley; Sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Las puertas de Jerusalén se han hundido en la tierra; él rompió sus cerrojos y sus barrotes. Sus reyes y príncipes fueron desterrados a tierras lejanas; su ley dejó de existir. Sus profetas no reciben más visiones de parte del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Sus puertas se han hundido en tierra, él ha roto sus cerrojos; su rey y sus príncipes están entre extranjeros; ya no hay Ley y tampoco sus profetas consiguen visiones de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 f Ha hundido en el fango sus portales, ha roto y quebrado sus cerrojos. Su rey y sus príncipes están esparcidos entre los gentiles, no existe ley° Y sus profetas no hallan más visión de parte de YHVH.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebró sus cerrojos: Su rey y sus príncipes están entre los gentiles donde no hay ley; sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová.

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Lamentaciones 2:9
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Vendrá desgracia tras desgracia, y alarma tras alarma; buscarán del profeta una visión, habrá desaparecido del sacerdote la enseñanza y de los ancianos el consejo.


Porque durante mucho tiempo estarán los hijos de Israel sin rey y sin príncipe, sin sacrificio y sin estela, sin efod y sin terafim.


Y me respondieron: 'El resto salvado, los que se han librado de la cautividad, están ahora allí en la provincia llenos de aflicción y de afrenta. La muralla de Jerusalén está llena de brechas, y sus puertas están destruidas por el fuego'.


Durante mucho tiempo, Israel estará sin verdadero Dios, sin sacerdote, que lo enseñe y sin ley.


Dejaron de luchar los guerreros de Babel, se quedaron sentados en sus fortalezas, se agotó su valor, se han convertido en mujeres. Se han quemado sus viviendas, sus cerrojos se han roto.


Nosotros ya no vemos nuestros signos: no existe ya un profeta, ni hay entre nosotros quien comprenda hasta cuándo.


Yahveh te conducirá, a ti y al rey que hayas establecido sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres conocíais, y allí servirás a otros dioses, de madera y de piedra,


Tenderé sobre él mi red, y quedará atrapado en mi lazo.' 'Lo llevaré a Babilonia y allí me presentaré a juicio con él por la infidelidad que cometió contra mí.


Tenderé mi red sobre él y quedará preso en mi lazo, lo llevaré a Babilonia, al país de los caldeos; pero no lo verá y allí morirá.


Res. Nuestro aliento vital, el ungido de Yahveh, fue atrapado en sus fosos: aquel de quien decíamos: 'A su sombra viviremos entre las naciones'.


Sámek. '¡Apartaos! ¡Un impuro!', les gritaban. '¡Apartaos! ¡Apartaos! ¡No toquéis!'. Vagaban dispersos y la gente decía: 'Que no sigan viviendo aquí'.


Guímel. Desterrada está Judá, en aflicción y dura servidumbre; dispersa entre las naciones, no encuentra reposo. Le dieron alcance sus perseguidores, la cercaron de angustias.


Todas las tropas caldeas que estaban con el jefe de la guardia demolieron las murallas que rodeaban Jerusalén.


Los caldeos prendieron fuego al palacio real y a las casas de la población y derribaron las murallas de Jerusalén.


El año undécimo de Sedecías, en el cuarto mes, el día nueve del mes, abrieron una brecha en la ciudad,


Yahveh me dijo: 'Mentira profetizan los profetas en mi nombre; no los he enviado ni les he dado orden alguna ni les he hablado: visión falsa, adivinación vana y engaño de su corazón, eso es lo que os profetizan.


Degollaron a los hijos de Sedecías en su presencia. Luego mandó sacar los ojos a Sedecías, lo ató con cadenas, y lo trasportó a Babilonia.


Así dice Yahveh Sebaot: 'No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan, porque os engañan: os cuentan la visión de su fantasía, no la de la boca de Yahveh.


Llegará la espada a sus ciudades, descerrajará sus cerrojos, los devorará por sus amaños.


Romperé el cerrojo de Damasco, exterminaré al que habita en Bicat Avén y al que empuña el cetro de Bet Edén; el pueblo de Aram será deportado a Quir -dice Yahveh.


Sucederá, pues, que cuanto se complacía Yahveh en haceros bien y en multiplicaros, otro tanto se gozará en destruiros y exterminaros, hasta arrancaros del suelo en cuya posesión vas a entrar.


Consultó Saúl a Yahveh, pero Yahveh no le dio respuesta, ni por sueños, ni por los urim, ni por los profetas.


Sólo queda en la ciudad desolación; triturada está la puerta como escombrera.


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