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Lamentaciones 1:20 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Res. ¡Mira, Yahveh, cuán angustiada estoy! Me hierven las entrañas, mi corazón se retuerce en mi interior, porque he sido muy rebelde. Por fuera hace estragos la espada, por dentro es como la muerte.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Mira, oh Jehová, estoy atribulada, mis entrañas hierven. Mi corazón se trastorna dentro de mí, porque me rebelé en gran manera. Por fuera hizo estragos la espada; por dentro señoreó la muerte.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 »¡Señor, mira mi angustia! Mi corazón está quebrantado y mi alma desespera porque me rebelé contra ti. En las calles la espada mata, y en casa solo hay muerte.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Mira, Yavé, que estoy en angustias, me hierven las entrañas. Dentro se me retuerce el corazón, porque he sido muy rebelde. Afuera la espada acaba con los hijos, y dentro de la ciudad, la muerte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 r Mira, oh YHVH, que estoy angustiado, mis entrañas se conmueven, Mi corazón se revuelve dentro de mí, Pues he sido rebelde en gran manera.° Por fuera la espada privó de hijos, por dentro se enseñoreó la muerte.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 Mira, oh Jehová, que estoy atribulada; mis entrañas hierven, mi corazón se revuelve dentro de mí; porque me rebelé en gran manera; de fuera la espada priva de hijos, en casa señorea la muerte.

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Lamentaciones 1:20
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Kaf. Mis ojos se consumen por las lágrimas, hierven mis entrañas. Se derramó por tierra mi hiel a causa del desastre de la hija de mi pueblo, al ver que niños y lactantes desfallecían en las plazas de la ciudad.


En la calle la espada, la peste y el hambre en la casa; quien esté en el campo a espada morirá, y a quien esté en la ciudad el hambre y la peste lo devorarán.


Por eso mis entrañas, por Moab, resuenan como cítara, y todo mi interior por Quir Jeres.


Allá fuera, la espada los privará de hijos, y allá dentro reinará el espanto tanto en el joven como en la doncella, en el niño de pecho igual que en el anciano.


¡Mis entrañas! ¡Mis entrañas! ¡Me retuerzo de dolor! ¡Entretelas de mi corazón! Mi corazón me palpita, no puedo callarme, pues sonido de trompeta oye mi alma, alarma de guerra.


Las entrañas me hierven sin descanso, me han alcanzado días de aflicción.


Lo he oído y se estremecen mis entrañas, ante esa noticia tiemblan mis labios, la caries penetra en mis huesos, vacilan mis pasos al andar. Esperaré tranquilo el día de angustia que ha de venir sobre el pueblo invasor.


¿Cómo podré yo abandonarte, Efraín; cómo entregarte, Israel? ¿Cómo podré yo dejarte como a Admá, ni hacerte semejante a Seboín? Mi corazón se remueve dentro de mí, a la vez que se conmueven mis entrañas.


Sade. Justo es Yahveh, pues he sido rebelde a su palabra. Oíd, pueblos todos, ved mi dolor: mis doncellas y mis jóvenes han ido al cautiverio.


Kaf. Todo su pueblo gime buscando pan; dan sus joyas a cambio de alimento para conservar la vida. Mira, Yahveh, y observa cuán abatida estoy.


Tet. . Su impureza impregna sus vestidos. No se acordó de su fin; ha caído de forma inesperada, sin tener quien la consuele. Mira, Yahveh, mi aflicción, y cómo se crece mi enemigo.


Por eso, resuena mi corazón por Moab como una flauta; como una flauta resuena mi corazón por los hombres de Quir Jeres, porque cuanto han ahorrado se ha perdido.


¿Es Efraín para mí un hijo tan querido o un niño de tal predilección que siempre que hablo de él' lo recuerdo más aún? Por eso se conmueven por él mis entrañas y tengo que compadecerme de él' -oráculo de Yahveh-.


Si salgo al campo, allí están los muertos a espada; si entro en la ciudad, ahí están los horrores del hambre. Sí, incluso profetas y sacerdotes vagan por el país sin comprender nada.


Pero reconoce tu culpa, pues contra Yahveh, tu Dios, te has rebelado, has prodigado tus andanzas con los extranjeros bajo todo árbol frondoso y no habéis escuchado mi voz -oráculo de Yahveh-.


dices: 'Sí, soy inocente; apártese ya su ira de mí', aquí estoy presentándome a juzgarte por haber dicho: 'No he pecado'.


Como golondrina, así triso, zureo como paloma. Desfallecen mis ojos mirando a lo alto. ¡Señor, estoy oprimido, protégeme!


Quien encubre sus faltas no tiene dicha; quien las confiesa y se enmienda, logrará piedad.


hacia mí abren sus fauces, como león que ruge y que devora.


lo repite a la gente diciendo: 'Había pecado y violado la justicia, pero él no me pagó según mi falta;


Mis riñones están enfebrecidos no hay en mi carne parte sana.


Reconocemos, Yahveh, nuestra maldad, la iniquidad de nuestros padres, pues hemos pecado contra ti.


Jet. Jerusalén pecó mucho, por eso quedó impura. Cuantos la honraban, la desprecian porque vieron su desnudez. También ella gime y se vuelve de espaldas.


Hemos pecado, hemos cometido iniquidades; hemos hecho el mal; nos hemos rebelado y apartado de tus mandamientos y ordenanzas;


Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, porque hemos pecado!


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