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Lamentaciones 1:19 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Qof. Llamé a mis amantes, pero ellos me han abandonado. Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad mientras buscaban el sustento que les conservara la vida.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Di voces a mis amantes, mas ellos me han engañado; Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron, Buscando comida para sí con que entretener su vida.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 »Les supliqué ayuda a mis aliados, pero me traicionaron. Mis sacerdotes y mis líderes murieron de hambre en la ciudad, mientras buscaban comida para salvar sus vidas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Llamé a mis amigos, pero me traicionaron. Mis sacerdotes y mis ancianos han muerto en la ciudad, mientras se buscaban alimento para reanimarse.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 q He llamado a mis amantes, pero ellos me defraudaron. Mis sacerdotes y mis ancianos perecieron en la ciudad, Mientras buscaban alimento para sus almas hambrientas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Llamé a mis amantes, pero ellos me han engañado; Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron, cuando buscaban comida para sí con que entretener su vida.

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Lamentaciones 1:19
15 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Res. Mira, Yahveh, y considera: ¿a quién has tratado así? ¿Tendrán que comer las mujeres el fruto de su vientre, los niños que llevan todavía en sus brazos? ¿Matarán en el santuario del Señor a los sacerdotes y a los profetas?


Kaf. Todo su pueblo gime buscando pan; dan sus joyas a cambio de alimento para conservar la vida. Mira, Yahveh, y observa cuán abatida estoy.


Bet. Pasa las noches llorando, las lágrimas surcan sus mejillas. No hay quien la consuele entre todos los que la amaban. Todos sus amigos la han traicionado, se le han vuelto enemigos.


Con sus manos colgaron a los príncipes, no respetaron la faz de los ancianos.


Ain. Todavía se consumen nuestros ojos esperando en vano el socorro. Desde nuestra atalaya oteábamos a una nación incapaz de salvarnos.


Todos tus amantes te olvidaron, no se preocuparon de ti. Como hiere un enemigo te herí, con castigo riguroso, por tu gran iniquidad, porque fueron muchos tus pecados.


¿Dónde están tus dioses, los que te fabricaste? ¡Que se levanten, a ver si te salvan en el tiempo de tu desgracia! Pues cuantas son tus ciudades, tantos son tus dioses, Judá.


Y tú, la devastada, ¿qué haces, que te vistes de púrpura que te adornas con adornos de oro, que te pintas ojos rasgados? En vano te acicalas: los amantes te desprecian es tu vida lo que buscan.


Álef. ¡Ay, cómo se sienta solitaria la ciudad populosa! Es como una viuda la grande entre las naciones. La princesa entre las provincias está sujeta a tributo.


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