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Josué 22:33 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

33 Pareció bien a los israelitas, que bendijeron a Dios y ya no hablaron más de subir a pelear contra ellos y a devastar el país en que moraban los rubenitas y los gaditas.

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Biblia Reina Valera 1960

33 Y el asunto pareció bien a los hijos de Israel, y bendijeron a Dios los hijos de Israel; y no hablaron más de subir contra ellos en guerra, para destruir la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

33 Entonces todos los israelitas quedaron conformes y alabaron a Dios y no hablaron más de hacer guerra contra Rubén y Gad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

33 y los israelitas lo aprobaron. Bendijeron a Dios y se desistieron de marchar en son de guerra para arrasar el territorio donde vivían los hijos de Rubén y de Gad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

33 Y el asunto pareció bien a ojos de los hijos de Israel, y bendijeron a ’Elohim, y no hablaron más de subir contra ellos en guerra para devastar la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

33 Y el asunto agradó a los hijos de Israel, y bendijeron a Dios los hijos de Israel; y no hablaron más de subir contra ellos en guerra, para destruir la tierra en que habitaban los hijos de Rubén y los hijos de Gad.

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Josué 22:33
13 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios, diciendo:


Le fue revelado a Daniel el misterio en una visión nocturna y bendijo al Dios del Cielo,


Después dijo David a toda la asamblea: '¡Bendecid a Yahveh, vuestro Dios!'. Y toda la asamblea bendijo a Yahveh, Dios de sus padres. Todos se inclinaron y postraron ante Yahveh y ante el rey.


Cuando el sacerdote Pinjás, los príncipes de la comunidad y los jefes de los clanes de Israel que con él estaban oyeron las palabras que pronunciaron los rubenitas, los gaditas y los manasitas les pareció bien.


Bendito Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en el cielo, en Cristo,


y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que él había recibido entre vosotros. Él nos ha contado vuestro ardiente afecto, vuestro pesar y vuestra preocupación por mí, y esto me dio aún más alegría.


Al leerla, se alegraron por el aliento que les aportaba.


Calló toda la asamblea, mientras escuchaban a Bernabé y a Pablo, que referían todas las señales y prodigios que Dios había obrado entre los gentiles por su medio.


Luego Pinjás, hijo del sacerdote Eleazar, y los príncipes, dejando a los rubenitas y los gaditas, se volvieron del país de Galaad a la tierra de Canaán, a los israelitas, a los que trasmitieron la respuesta.


Agua fresca en garganta sedienta: tal es la buena noticia de lejanas tierras.


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