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Jeremías 52:27 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 El rey de Babilonia los hizo ajusticiar y matar en Riblá, en el país de Jamat. Así fue deportado Judá, lejos de su tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Y el rey de Babilonia los hirió, y los mató en Ribla en tierra de Hamat. Así Judá fue transportada de su tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Allí, en Ribla, en la tierra de Hamat, el rey de Babilonia mandó que los ejecutara a todos. Así que el pueblo de Judá fue expulsado de su tierra y llevado al destierro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 quien los mandó matar en Ribla, en la región de Jamat. Entonces fue desterrado Judá lejos de su tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Y el rey de Babilonia los hirió y los mató en Ribla, en tierra de Hamat. Así Judá fue llevado en cautividad, fuera de su tierra.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

27 Y el rey de Babilonia los hirió, y los mató en Ribla en tierra de Hamat. Así fue Judá trasportado de su tierra.

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Jeremías 52:27
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Retuércete en espamos, hija de Sión, como parturienta, porque ahora saldrás de la ciudad y vivirás en el campo; llegarás hasta Babilonia, pero allí serás liberada; allí te rescatará Yahveh de la mano de tus enemigos.


Haré del país una desolación y un desierto; acabará su orgullosa potencia, y las montañas de Israel quedarán desoladas, sin uno que pase.


La ciudad fortificada es desolación, morada dejada, abandonada como un desierto. Allí pastará el novillo, allí sesteará y destruirá sus frondas.


Apresaron al rey y lo subieron a Riblá, en el país de Jamat, ante el rey de Babilonia, el cual dictó sentencia contra él.


Pero de la gente pobre que no tenía nada, Nabuzardán, jefe de la escolta, dejó una parte en el país de Judá y les dio aquel día viñas y campos.


Pues así dice Yahveh: 'Mirad: voy a entregarte al terror, a ti y a todos tus amigos, que caerán bajo la espada de sus enemigos. Lo verán tus propios ojos. Y entregaré a todo Judá en mano del rey de Babilonia, que los deportará a Babilonia y los pasará a cuchillo.


Totalmente se despuebla la tierra, queda del todo despojada, porque Yahveh ha pronunciado esta palabra.


Por eso dijo Yahveh: 'También apartaré a Judá de mi presencia, como aparté a Israel, y rechazaré esta ciudad de Jerusalén que yo había escogido, y el templo del que yo había dicho: 'Allí estará mi nombre''.


hasta que Yahveh apartó a Israel de su presencia, como había predicho por medio de todos sus siervos los profetas. Israel fue llevado a la cautividad lejos de su tierra, a Asiria, hasta el día de hoy.


Rechazó así Yahveh a toda la estirpe de Israel; la afligió y la entregó en manos de sus saqueadores hasta arrojarla de su presencia.


Al enterarse Toú, rey de Jamat, de que David había derrotado a todo el ejército de Hadadézer,


Yahveh te dispersará por entre todos los pueblos, desde un extremo al otro de la tierra, y allí servirás a otros dioses, de madera y de piedra, que ni tú ni tus padres conocíais.


Yahveh te conducirá, a ti y al rey que hayas establecido sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres conocíais, y allí servirás a otros dioses, de madera y de piedra,


yo pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra de que desapareceréis rápidamente de la tierra por cuya posesión vais a pasar el Jordán, y no se prolongarán en ella vuestros días, porque seréis enteramente destruidos.


Las ciudades del sur están cerradas, sin que nadie las abra. Judá todo entero está deportado, ha sido deportado en masa.


Nabuzardán, jefe de la escolta, deportó a Babilonia al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado a él y al resto de los artesanos que quedaban.


Por eso execré a los jefes del santuario, entregué a Jacob al exterminio y a Israel a los ultrajes.


Después de esto -oráculo de Yahveh-, entregaré a Sedecías, rey de Judá, a sus servidores y a la gente que en esta ciudad haya sobrevivido a la peste, a la espada y al hambre, en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en mano de sus enemigos y en mano de quienes atentan contra su vida. Él los pasará a filo de espada, sin compadecerse de ellos, sin apiadarse, sin tener misericordia'.


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