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Jeremías 38:17 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Y Jeremías dijo a Sedecías: 'Así dice Yahveh, Dios Sebaot, Dios de Israel: si te pasas voluntariamente a los jefes del rey de Babilonia, salvarás tu vida, y esta ciudad no será quemada por el fuego; vivirás tú y los de tu casa.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás tú y tu casa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Entonces Jeremías le dijo a Sedequías: —Esto dice el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Si te rindes a los oficiales babilónicos, tú y toda tu familia vivirán, y la ciudad no será incendiada;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Y Jeremías transmitió al rey esta palabra de Yavé: 'Si te entregas a los generales del rey de Babel, salvarás tu vida y esta ciudad no será quemada; vivirás tú y los tuyos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así dice YHVH ’Elohim Sebaot, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás, tú y tu casa.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así dice Jehová, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: Si en verdad te pasas a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego; y vivirás tú y tu casa:

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Jeremías 38:17
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

A Sedecías, rey de Judá, le hablé de acuerdo en todo con esas palabras, diciéndole: 'Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia y servidle a él y a su pueblo, y viviréis.


'Así dice Yahveh: quien se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste. Quien se pase a los caldeos, vivirá; tendrá su vida por botín, pues seguirá viviendo.


No les hagáis caso; servid al rey de Babilonia, y viviréis. ¿Por qué habrá de ser esta ciudad una ruina?


entraron todos los jefes del rey de Babilonia y se instalaron en la Puerta Central: Nergal Sareser, príncipe de Sin Maguir, oficial mayor, Nebusasbán, alto dignatario, y todos los demás jefes del rey de Babilonia.


Entonces Jeconías, rey de Judá, se rindió al rey de Babilonia, así él como su madre, sus servidores, sus jefes y sus eunucos. El rey de Babilonia lo hizo prisionero en el año octavo de su reinado.


que el jabalí del bosque la devaste y sea pasto de las bestias del campo?


Tú nos haces burla de vecinos, los enemigos se mofan de nosotros.


Sea exaltado por siempre tu nombre y dígase: 'Yahveh Sebaot es el Dios de Israel'. Y que la casa de tu siervo David permanezca firme en tu presencia,


Pero él lo ha decidido, y ¿quién le hará cambiar? Hará lo que tiene proyectado.


En torno a mí se fueron reuniendo todos los que temían las palabras del Dios de Israel, en vista de la prevaricación de los que habían venido del cautiverio. Permanecí abatido y desolado hasta la hora del sacrificio de la tarde.


Di, pues, que eres mi hermana, a fin de que me vaya bien por tu causa, y gracias a ti salve yo la vida'.


En el año treinta y siete del cautiverio de Jeconías, rey de Judá, en el duodécimo mes, el día veintisiete del mes, Evil Merodac, rey de Babilonia, en el año en que comenzó a reinar, indultó a Jeconías, rey de Judá, y lo sacó de la prisión.


Pero la nación y el reino que no se someta a él, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y no ponga su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, a esa nación la castigaré por medio de la espada, del hambre y de la peste -oráculo de Yahveh-, hasta que yo la aniquile por su mano.


Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, les hizo, a ellos y a sus hombres, el siguiente juramento: 'No temáis servir a los caldeos, estableceos en el país, servid al rey de Babilonia, y os irá bien.


Y he aquí que la gloria del Dios de Israel estaba allí, tal como yo la había visto en la llanura.


Ahora, así dice Yahveh, el Dios Sebaot, el Dios de Israel: '¿Por qué os hacéis tan grave daño a vosotros mismos, exterminando de en medio de Judá a hombres y mujeres, a niños y lactantes, de forma que no os quede ni un resto,


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