Jeremías 32:32 - Biblia Serafín de Ausejo 197532 por todo lo malo que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho para ofenderme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. សូមមើលជំពូកកំណែច្រើនទៀតBiblia Reina Valera 196032 por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, y los varones de Judá y los moradores de Jerusalén. សូមមើលជំពូកBiblia Nueva Traducción Viviente32 »Los pecados de Israel y de Judá —los pecados de la gente de Jerusalén, de los reyes, de los funcionarios, de los sacerdotes y de los profetas— han provocado mi enojo. សូមមើលជំពូកBiblia Católica (Latinoamericana)32 debido a todas las maldades que han cometido para hacerme enojar los hijos de Israel y de Judá, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes, sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. សូមមើលជំពូកLa Biblia Textual 3a Edicion32 por toda la maldad que cometían israelitas y judíos, irritándome todos con sus reyes y príncipes, con sus sacerdotes y profetas, los judíos y los moradores de Jerusalem. សូមមើលជំពូកBiblia Reina Valera Gómez (2023)32 por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de Judá, que han hecho para provocarme a ira, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes, y sus profetas, y los varones de Judá, y los moradores de Jerusalén. សូមមើលជំពូក |
Desde los días de nuestros padres hasta hoy hemos cometido muy graves faltas; y por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes fuimos entregados al poder de los reyes de otras naciones, a la espada, al cautiverio, al saqueo y a la afrenta que cubre nuestro rostro, como en este día.
antes al contrario, estamos decididos a cumplir todas esas palabras que han salido de nuestra boca, a saber: incensar a la Reina de los Cielos y ofrecerle libaciones, como hacíamos nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, pues entonces nos hartábamos de pan, éramos felices y no veíamos desgracia alguna.