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Jeremías 31:15 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Así dice Yahveh: '¡Escuchad! En Ramá se oye un lamento, un llanto muy amargo: Raquel llora por sus hijos, inconsolable, por sus hijos, porque ya no existen'.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Esto dice el Señor: «En Ramá se oye una voz: profunda angustia y llanto amargo. Raquel llora por sus hijos; se niega a que la consuelen, porque sus hijos se han ido».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Esto dice Yavé: En Ramá se han oído unos quejidos y un amargo lamento: es Raquel que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, pues ya no están.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Así dice YHVH: Voz fue oída en Ramá: Lamentaciones y amargo llanto; Es Raquel que lamenta por sus hijos, Y se niega a ser consolada porque sus hijos perecieron.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

15 Así dice Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo: Raquel que llora por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.

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Jeremías 31:15
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Palabra que le fue dirigida a Jeremías de parte de Yahveh después que Nebuzardán, jefe de la escolta, lo hubo enviado libre desde Ramá, donde lo había tomado cuando él estaba aherrojado con cadenas entre todos los desterrados de Jerusalén y de Judá que iban a ser deportados a Babilonia.


Mi voz hacia el Señor, yo me lamento, mi voz hacia el Señor, y él me escucha.


Murió Raquel y fue enterrada junto al camino de Éfrata, es decir, Belén.


Mi tienda está devastada, todas mis cuerdas se han roto; mis hijos partieron de mi lado y ya no están, no hay ya quien despliegue mi tienda ni quien levante mis lonas.


Por eso digo: 'No me miréis, lloraré amargamente; no porfiéis en consolarme por la ruina de la hija de mi pueblo'.


Respondieron ellos: 'Tus siervos eran doce hermanos. Todos nosotros somos hijos de un mismo padre en la tierra de Canaán. El pequeño se halla hoy con nuestro padre, y el otro ya no existe'.


Vinieron todos sus hijos y todas sus hijas a consolarlo; pero él estaba inconsolable y decía: 'En duelo bajaré al seol, al lado de mi hijo'. Y su padre le lloraba.


Pecaron nuestros padres, ya no existen; pero nosotros cargamos con sus culpas.


Jacob, su padre, les dijo: '¡Me vais a dejar sin hijos! José ya no existe. Simeón no está entre nosotros. Y ahora queréis llevaron a Benjamín. ¡Todas las desgracias caen sobre mí!'.


Lo desenrolló delante de mí y estaba escrito por el anverso y por el reverso. Tenía escritas lamentaciones, gemidos y ayes.


pasé luego, y hallé que ya no estaba, lo busqué, mas ya no pude dar con él.


¿Por qué no toleras mi pecado ni pasas por encima de mi falta? Ya muy pronto yaceré en el polvo; ya no existiré cuando me busques'.


Después regresaba a Ramá, donde tenía su casa; allí administraba justicia a Israel y allí edificó un altar a Yahveh.


Caminó Henoc con Dios y desapareció, porque se lo llevó Dios.


Se sentaba bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la montaña de Efraín; y los israelitas acudían a ella para resolver sus litigios.


Desfilaron por el desfiladero. Gueba fue nuestro campamento. Tembló Ramá, huyó Guibá de Saúl.


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