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Jeremías 3:24 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 La vergüenza devoró el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus rebaños y sus vacadas, sus hijos y sus hijas.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Desde la niñez hemos visto cómo todo aquello por lo que trabajaron nuestros antepasados —sus ganados y rebaños, sus hijos e hijas— se despilfarraba en una falsa ilusión.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 El dios infame se comió el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus ovejas y sus vacas, sus hijos e hijas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Aquella cosa vergonzosa° devoró el fruto del esfuerzo° de nuestros padres desde nuestra juventud: Sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Vergüenza consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas.

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Jeremías 3:24
12 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Como uvas en el desierto encontré a Israel; como breva en higuera vi a vuestros padres. Llegaron a Baal Peor y a la infamia se entregaron; se hicieron abominables como las cosas que amaron.


También él será llevado a Asiria como tributo para el rey de Yareb. Efraín se cubrirá de ignominia, vergüenza por su desvarío sentirá Israel.


Por eso, aquí estoy yo para cerrar su camino con espinos; la cercaré con setos, para que no encuentre sus senderos.


para que te acuerdes y te avergüences y ni siquiera te atrevas a hablar a causa de tu confusión, cuando yo te perdone todo lo que has hecho' -oráculo del Señor Yahveh.'


Recordarás entonces tu conducta y sentirás vergüenza, cuando recibas a tus hermanas mayores junto con las pequeñas, pues te las daré por hijas, pero no en virtud de la alianza contigo.


Pues cuantas son tus ciudades, tantos son tus dioses, Judá; y cuantas son las calles de Jerusalén, tantos son los altares que habéis erigido a la vergüenza, altares para incensar a Baal.


Desde Dan se oye el resoplar de sus caballos; al estridor de los relinchos de sus corceles retiembla toda la tierra; vienen a devorar el país y cuanto contiene, la ciudad y los que la habitan.


Te hablé cuando vivías tranquila. Dijiste: 'No quiero oír'. Éste es tu proceder desde tu juventud: nunca has escuchado mi voz.


Ahora, así dice Yahveh, el Dios Sebaot, el Dios de Israel: '¿Por qué os hacéis tan grave daño a vosotros mismos, exterminando de en medio de Judá a hombres y mujeres, a niños y lactantes, de forma que no os quede ni un resto,


¡Sí! ¡Escuchad! De Sión se oye un lamento: ¡Ay! Cómo estamos oprimidos, se nos cae la cara de vergüenza; pues hemos tenido que abandonar el país, porque han derribado nuestras moradas.


El pan que yo te había dado, la flor de harina, el aceite y la miel con que yo te alimentaba, los pusiste delante de ellos como calmante aroma. Así fue -oráculo del Señor Yahveh.


Tomaste incluso a tus hijos y a tus hijas, los que habías engendrado para mí, y se los sacrificaste para que los devoraran. ¿No eran bastantes tus prostituciones,


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