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Jeremías 25:30 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

30 Profetízales, pues, todas estas cosas y diles: 'Ruge Yahveh desde lo alto, da voces desde su santa morada; ruge fuerte sobre su pradera, responde con gritos como los pisadores de uva. A todos los habitantes de la tierra

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Biblia Reina Valera 1960

30 Tú, pues, profetizarás contra ellos todas estas palabras y les dirás: Jehová rugirá desde lo alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá fuertemente contra su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

30 »Ahora, profetiza todas estas cosas y diles: »“El Señor rugirá contra su propia tierra desde su santa morada en el cielo. Él gritará como los que pisan las uvas; gritará contra todos los habitantes de la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

30 Y tú les comunicarás todas estas cosas y les dirás: Ruge Yavé desde lo alto, y grita desde su santa morada. Ruge con fuerza contra su corral y lanza gritos como los que pisan la uva en el lagar. A todos los habitantes de la tierra, hasta el fin del mundo, ha llegado el eco de su voz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

30 Por tanto, profetízales todas estas palabras, diles: YHVH ruge desde lo alto, Desde la morada de su santidad hace resonar su voz; Ruge con fuerza sobre su morada; Entona la copla de los que pisan el lagar, Contra todos los habitantes del mundo,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

30 Tú pues, profetizarás a ellos todas estas palabras, y les dirás: Jehová rugirá desde lo alto, y desde la morada de su santidad dará su voz, enfurecido rugirá sobre su morada; canción de lagareros cantará contra todos los moradores de la tierra.

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Jeremías 25:30
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Dijo: 'Yahveh ruge desde Sión, da voces desde Jerusalén: se agostan los pastizales de los pastores, se deseca la cumbre del Carmelo'.


Yahveh como héroe avanza, como un guerrero excita su ardor; vocea, sí, vocifera, contra sus enemigos es un campeón.


Por eso lloraré, con el llanto de Yazer, por la viña de Sibmá; te regaré con mis lágrimas, ¡oh Jesbón! ¡Oh Elalé! Pues sobre tu vendimia y tu cosecha se extinguieron los alegres clamores.


De su boca sale una espada aguda para herir con ella a los gentiles. Él los regirá con vara de hierro, y él pisa el lagar del vino de la terrible ira del Dios todopoderoso.


Aquí estoy yo para alzar mi mano contra ellas, para que sean el botín de sus mismos esclavos. Así sabréis que Yahveh Sebaot me ha enviado.


Ruge el león: ¿quién no temblará? Habla Yahveh: ¿quién no profetizará?


Pues yo soy como león para Efraín, y como cachorro de león para la casa de Judá. Yo, yo mismo desgarraré y me iré con la presa, me la llevaré y no habrá quien la libere.


El gozo y la alegría han desaparecido del vergel y de la tierra de Moab. Faltó el vino en las tinajas; ya no pisa el pisador del lagar, sus gritos ya no son cantos de alegría.


¡Trono de gloria, sublime desde el principio, lugar de nuestro santuario!


'Éste será por siempre el lugar de mi reposo, aquí he de morar, pues aquí tengo mi contento.


Despertóse el Señor como el que duerme, como guerrero aplanado por el vino:


Un veneno hay en ellos como veneno de serpiente, son igual que el áspid sordo, que se tapa los oídos,


Yahveh en su santuario, el Señor desde su trono celestial, observa con sus ojos, con su vista examina los hijos de los hombres.


Luego se levantaron los sacerdotes y los levitas y bendijeron al pueblo. Su voz fue escuchada y su oración llegó hasta la santa morada, hasta el cielo.


Le dijo Yahveh: 'He escuchado la oración y la súplica que me has dirigido, por lo que he santificado este templo que acabas de construir y asentaré en él mi nombre para siempre, de suerte que mis ojos y mi corazón estarán siempre aquí.


Desde el cielo, desde tu santa morada, contempla y bendice a Israel, tu pueblo, y a la tierra que nos has dado, conforme juraste a nuestros padres: un país que mana leche y miel'.


Dijo entonces el rey a Sadoc: 'Vuelve el arca de Dios a la ciudad, porque si Yahveh me concede su favor, me hará volver para que la contemple de nuevo junto con su morada.


Dios habita en medio de ella, no puede vacilar: Dios la auxilia al clarear de la mañana.


Al fragor del estrépito huyen los pueblos; cuando tú te levantas, se desbandan las naciones.


Como un león, abandonó él su guarida; su país se ha trocado en desierto ante la espada destructora, ante su ira furibunda.


En pos de Yahveh marcharán; él rugirá como un león; a su rugido, acudirán temerosos los hijos desde el occidente.


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