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Isaías 9:18 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Por la ira de Yahveh Sebaot se enciende el país, el pueblo es como alimento de fuego. Nadie tiene piedad de su hermano,

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Biblia Reina Valera 1960

18 Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y espinos devorará; y se encenderá en lo espeso del bosque, y serán alzados como remolinos de humo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Esa perversidad es como un incendio de maleza que no solo quema las zarzas y los espinos, sino que también hace arder los bosques. Su fuego hace subir nubes de humo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 El enojo de Yavé de los Ejércitos ha sacudido el país y el pueblo ha sido pasto de las llamas. Nadie se compadece de su hermano, cada uno se come la carne de su vecino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 ¡Sí!, la maldad arderá como fuego, Devorará las zarzas y los espinos, Encenderá la espesura del bosque, Y se elevará en densa humareda.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

18 Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y espinos devorará; y se encenderá en lo espeso del bosque, y serán alzados como columna de humo.

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Isaías 9:18
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Redúcelos, mi Dios, a hojarasca, como la paja que arrebata el viento.


Como maraña de zarzas, como paja reseca serán devorados los que se hartan de vino en sus festines.


Por eso, cual la lengua de fuego devora el rastrojo y el heno se consume en la llama, su raíz se convertirá en podredumbre y su flor subirá como el polvo. Pues despreciaron la ley de Yahveh Sebaot, desdeñaron la palabra del Santo de Israel.


El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos; y no tienen reposo ni de día ni de noche los que adoran la bestia y su imagen y reciben la marca de su nombre'.


pero si produce espinas y cardos, es rechazada y expuesta a maldición y terminará por ser quemada.


Entonces dirá también el rey a los de la izquierda: 'Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles.


Zain. ¿Quién resistirá ante su cólera? ¿Quién soportará el ardor de su ira? Het. Su furor se propaga como el fuego, ante Él las rocas se hienden.


Esto me mostró el Señor Yahveh: he aquí al Señor Yahveh, que llegaba a juzgar por el fuego: el fuego devoró el gran abismo y comenzaba a devorar el campo.


Al que viene del norte lo alejaré de vosotros, lo arrojaré a una tierra árida y desolada: su vanguardia al mar oriental, y al mar occidental su retaguardia. Ascenderá su hedor, subirá su fetidez'. ¡Porque Yahveh hace maravillas!


Por eso serán como niebla matinal, como rocío que temprano se disipa, como tamo aventado de la era, como humo de la chimenea.


Serán los pueblos tizones de cal, abrojos arrancados que en el fuego arderán.


Que desde hace tiempo está preparada la pira, también para el rey; la pira es ancha y profunda, con fuego y leña abundante; el soplo de Yahveh, cual torrente de azufre, la encenderá.


Yahveh hará oír la majestad de su voz, y él hará ver el desplome de su brazo con furia de ira y llama de fuego devorador, chubasco y aguacero y piedra de granizo.


¡No estoy airado! Si encuentro zarzas y espinas, saldré a moverles guerra, las incendiaré todas juntas,


Será como estopa el hombre robusto y su obra, chispa; arderán a una los dos sin que nadie los apague.


Kaf. Van, en cambio, a la ruina los impíos: como el verdor del campo fenecen los enemigos del Señor, disipándose en humo.


Porque fuego ardiente se enciende en mi rostro, que quema hasta el seol más profundo; que devora la tierra y sus productos, que abrasa los cimientos de los montes.


Se levanta el Señor, y sus enemigos se dispersan, sus adversarios huyen ante su presencia.


Vuestro país, un desierto; vuestras ciudades, incendiadas; vuestra tierra, ante vosotros, extranjeros la devoran. Es un desierto, como una destrucción a mano de extranjeros.


Yahveh, tu mano está alzada, pero ellos no la ven. ¡Vean, avergonzados, tu celo por el pueblo; el fuego devore a tus enemigos!


Temieron en Sión los pecadores, temblor sobrecogió a los impíos. ¿Quién de nosotros morará en fuego devorador? ¿Quién de nosotros morará en hogueras eternas?


Mirad: todos vosotros, que prendéis fuego, que encendéis antorchas, caminad a la luz de vuestro fuego y de las antorchas que encendéis. Por mi mano os ocurre esto: yaceréis en lugar de tormentos.


Delante de él consume el fuego, detrás de él abrasa la llama. Delante la tierra es un edén, detrás desierto desolado. Nadie tiene escapatoria.


La casa de Jacob será un fuego, la casa de José será una llama y la casa de Esaú como estopa: les prenderán fuego y los devorarán. No quedará un superviviente de la casa de Esaú. ¡Es Yahveh quien lo ha dicho!


Entonces el pueblo de Israel se dividió en dos bandos: una parte del pueblo siguió a Tibní, hijo de Guinat, y lo proclamó rey; y la otra parte siguió a Omrí.


El pueblo se vejará, hombre a hombre, vecino a vecino, el joven afrentará al anciano, el villano al noble.


Guardaos bien unos de otros, y en ningún hermano confiéis; pues todo hermano pone zancadillas y todo amigo anda con calumnias.


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