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Isaías 64:8 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 No te enojes, Yahveh, hasta el extremo, ni recuerdes por siempre la culpa; mira, ve: ¡Tu pueblo somos todos nosotros!

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Biblia Reina Valera 1960

8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Y a pesar de todo, oh Señor, eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú, el alfarero. Todos somos formados por tu mano.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 ¡No te enojes tanto, pues, Yavé, ni estés recordando, a cada momento, nuestros pecados! Míranos, pues todos nosotros formamos tu pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Sin embargo, oh YHVH, Tú eres nuestro Padre; Nosotros la arcilla y Tú nuestro Alfarero, Todos nosotros, obra de tus manos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Pero ahora, oh Jehová, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú nuestro alfarero; obra de tus manos somos todos nosotros.

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Isaías 64:8
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Porque de él somos hechura, creados en Cristo Jesús para las obras buenas que Dios nos preparó de antemano como norma de conducta.


Yod. Tus manos me han creado y me han formado: enséñame a comprender tus mandamientos.


el Señor lleva hasta el término mi causa. Tus favores, Señor, son para siempre: no abandones las obras de tus manos.


Sabed bien que él es Dios: él nos ha hecho y somos suyos, su nación y rebaño de sus pastos.


Porque tú eres nuestro padre; Abrahán no sabe de nosotros, ni Israel nos reconoce. Tú, Yahveh, eres nuestro padre; tu nombre desde siempre 'Nuestro redentor'.


¡Perversidad la vuestra! Como si la arcilla se creyera alfarero, o dijera la obra a su hacedor: 'No me ha hecho'; o la escultura dijera a su escultor: 'No entiende'.


¡Ay de quien discute con su modelador, cacharro entre cacharros de barro! ¿Dice la arcilla al alfarero: 'Qué haces?'. o: '¿Tu obra no tiene asas?'.


Así dice Yahveh, tu redentor, el que te formó desde el seno: yo soy Yahveh, que lo ha hecho todo; yo extiendo los cielos, yo solo, dilato la tierra, y ¿quién conmigo?,


a todo el que me llame por mi nombre a los que creé para mi gloria, a los que hice y formé'.


Recuerda estas cosas, Jacob, y tú, Israel, que eres mi siervo: yo te formé, tú eres mi siervo, Israel, jamás te olvidaré.


¿Así pagas a Yahveh, pueblo necio e insensato? ¿No es él tu padre, el que te creó, el que te hizo y te dio consistencia?


Todos, en efecto, sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús.


Y si vosotros sois de Cristo, luego sois descendencia de Abrahán, herederos según la promesa.


Dirás entonces al Faraón: 'Así ha hablado Yahveh: 'Israel es mi hijo, mi primogénito.


Haced vosotros las obras de vuestro padre'. Ellos le dijeron: '¡Nosotros no somos hijos de prostitución! ¡Un solo Padre tenemos: Dios!'.


¿Qué logras con ser violento, con despreciar la obra de tus manos y favorecer los planes del impío?


Para aumento del principado y para una paz sin fin, sobre el trono de David se sentará y sobre su reino, para consolidarlo y apoyarlo en derecho y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Yahveh Sebaot lo hará.


Así dice Yahveh, el Santo de Israel y su modelador: '¿Me pediréis cuentas acerca de mis hijos, y sobre la obra de mis manos me daréis órdenes?


En tu pueblo todos serán justos, para siempre poseerán la tierra: brote de las plantaciones de Yahveh, obra de sus manos para gloria suya.


Vienen con llanto y los guío con alivio; los llevo a torrentes de agua, por camino recto, donde no tropiecen, porque soy para Israel un padre y Efraín es mi primogénito'.


¿No tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué nos traicionamos unos a otros, profanando la alianza de nuestros padres?


¿Por qué han de poder decir los egipcios: 'Con mala intención les ha hecho salir, para darles muerte en las montañas y para exterminarlos de la superficie de la tierra'? Apaga el furor de tu ira y renuncia a ese castigo con que amenazas a tu pueblo.


Sin embargo, son tu pueblo, tu heredad, que sacaste fuera con tu gran poder y brazo tenso'.


Maskil. De Asaf. ¿Por qué Señor, desechas para siempre y humea tu furor contra el rebaño de tus pastos?


Venid y saludémoslo, postrados, doblemos la rodilla ante el Señor, nuestro hacedor.


Yo soy, yo soy quien borra por mi amor tus transgresiones, y de tus pecados no me acuerdo.


Porque no por siempre reprendo, ni de continuo me enojo; pues ante mí se consumiría el espíritu y las almas que yo he creado.


Dijo: 'Cierto, mi pueblo son ellos, hijos que no engañarán'. Y fue él su salvador


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