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Isaías 51:17 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 ¡Despierta, despierta, levántate, Jerusalén! Tú, que bebiste de la mano de Yahveh la copa de su ira; el cáliz, la copa del vértigo la has bebido, la has vaciado.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 ¡Despierta, oh Jerusalén, despierta! Has bebido la copa de la furia del Señor. Has bebido la copa del terror; la has vaciado hasta la última gota.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 ¡Despierta, despierta, levántate, Jerusalén! Tú que te serviste de la misma mano de Yavé la copa que contenía su enojo y que hace perder los sentidos, te la tomaste hasta dejarla vacía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 ¡Despiértate, despiértate, ponte en pie, oh Jerusalem! ¡Tú, que has bebido de la mano de YHVH la copa de su ardiente ira, Y apuraste hasta el fondo la copa del aturdimiento!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira; los sedimentos del cáliz de aturdimiento bebiste, los exprimiste.

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Isaías 51:17
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¡Despierta, despierta, vístete de fuerza, Sión! Vístete tus espléndidos vestidos, Jerusalén, ciudad santa, porque no volverá a entrar en ti ni el incircunciso ni el impuro.


beberá él también del vino del furor de Dios, vino puro, concentrado, en la copa de su ira. Será atormentado con fuego y azufre en presencia de los ángeles santos y en presencia del Cordero.


Despertad de esa modorra, como es justo, y no sigáis pecando; pues ignorancia de Dios es lo que algunos tienen. Para vergüenza vuestra lo digo.


¡Despierta, despierta, vístete de fuerza, brazo de Yahveh! ¡Despierta como en los días de antaño, como en las generaciones antiguas! ¿No fuiste tú quien hendió a Ráhab, quien traspasó al dragón?


Tú nos has desechado, Señor, nos has abierto brechas: tú te habías airado, restáuranos de nuevo.


¡Que sus ojos contemplen la miseria, y beba el furor de Sadday!


Como ella hizo, haced con ella, pagadle el doble sus obras. Mezcladle en su copa el doble de lo que ella mezcló.


Por eso se dice: 'Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y brillará sobre ti Cristo'.


'Mirad que yo hago de Jerusalén una copa de vértigo para todos los pueblos de su entorno. Lo será también para Judá durante el asedio a Jerusalén.


El juez es Yahveh: a uno abate y a otro eleva.


Sobre el impío hace llover carbones encendidos con azufre: el viento calcinante es la parte de su copa.


La gran ciudad se partió en tres y las ciudades de los gentiles se derrumbaron. Dios se acordó de Babilonia, la grande, para darle a beber la copa del vino de su terrible ira.


Les dirás: así dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: bebed, emborrachaos, vomitad, caed y no os levantéis ante la espada que voy a enviar contra vosotros.


Cuanto a mí, yo por siempre he de anunciar y al Dios de Jacob he de cantar.


¡Despierta, despierta, Débora; despierta, despierta, entona un cántico! ¡Levántate, Barac; prende a quienes te prendieron, hijo de Abinoán!


Enloquecerás ante el espectáculo de lo que verán tus ojos.


Yahveh te herirá de locura, de ceguera y de demencia;


Pero Jesús contestó: 'No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo tengo que beber?'. Ellos le responden: 'Sí que lo somos'.


Espantaos y quedad espantados, ofuscaos y quedad ofuscados, embriagaos y no de vino, tambaleaos y no de licor;


Por eso, oye esto, desdichada, ebria y no de vino:


así dice Yahveh, tu Señor, tu Dios, que defiende a su pueblo: 'Mira: retiro de tu mano la copa del vértigo; el cáliz, la copa de mi ira ya no volverás a beberla;


aplasté a los pueblos con mi ira, los destrocé con mi furor, derramé por tierra su sangre.


Les responderás: 'Así dice Yahveh: mirad: voy a emborrachar sin freno a todos los habitantes de este país, a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas y a los habitantes todos de Jerusalén,


a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus príncipes, para hacer de ellos una ruina, una desolación, una rechifla y una maldición, como sucede hoy;


Por eso se volcó mi furor y mi ira y abrasó las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, que se han convertido en ruina y desolación, como sucede hoy'.


Tú has dado duras horas a tu pueblo, tú nos has dado a beber vino de vértigo.


Hablad al corazón de Jerusalén y proclamadle que se ha cumplido su servicio, que se ha pagado su deuda, que ha recibido de la mano de Yahveh el doble del castigo por todos sus pecados.


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