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Isaías 47:11 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Pero te vendrá una desgracia que no sabrás conjurar; te caerá una calamidad que no podrás alejar. Te vendrá de repente un desastre que no te imaginas.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Vendrá, pues, sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente sobre ti.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Por eso te alcanzará el desastre, y serás incapaz de alejarlo por medio de encantos. La calamidad caerá sobre ti, y no podrás comprar tu libertad. Una catástrofe te sorprenderá, una para la cual no estás preparada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero te va a ocurrir una desgracia que no podrás evitar, una calamidad caerá sobre ti, y no podrás hacerle el quite. De repente te va a pasar algo muy grave, en lo que no pensabas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Pero vendrá sobre ti una desgracia que no sabrás conjurar, Caerá sobre ti una calamidad de la que no te podrás librar; Antes que puedas darte cuenta, la devastación vendrá sobre ti de repente.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

11 Por tanto vendrá sobre ti mal, que no sabrás ni de dónde vino; caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar; y destrucción que no conoces, vendrá de repente sobre ti.

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Isaías 47:11
28 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Cuando estén diciendo: 'Paz y seguridad', entonces, de repente, se abatirá sobre ellos la calamidad, como los dolores de parto sobre una mujer encinta; y no habrá manera de escapar.


Recuerda, pues, cómo recibiste y escuchaste mi palabra, guárdala y conviértete. Porque, si no estás alerta, vendré como ladrón, sin que sepas a qué hora será mi llegada.


Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último cuadrante'.


Comprended esto bien, los que olvidáis a Dios, no me ponga a destrozar, y no haya quien que salve.


que reconstruía la muralla. También los cargadores iban armados, de forma que con una mano hacían el trabajo y con la otra sujetaban el arma.


Y el señor, enojado, lo entregó a los verdugos, hasta que pagara todo lo que le debía.


Salió el ángel de Yahveh y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Cuando se levantaron por la mañana, vieron que no había más que cadáveres.


comían y bebían, ellos y ellas se casaban, hasta el día en que Noé entró en el arca, llegó el diluvio y acabó con todos.


Que la ruina imprevista los sorprenda, en las redes que tienden sean cogidos, y en la fosa que excavan caigan ellos.


con el que iba entusiasmado a la casa del Señor!


¡Cómo acaban, de pronto, en destrucción y sucumben, fenecen del espanto!


La miseria persigue a los pecadores; la dicha recompensa a los justos.


Gemid que está cerca el día de Yahveh, como estrago de Sadday llegará.


Sucederá de improviso, en un instante: Será como polvo menudo la horda de tus orgullosos, como tamo que pasa la horda de los poderosos.


por eso esta culpa se os volverá como grieta que se abre en la alta muralla, y la abomba, cuya rotura sobreviene de improviso, en un instante.


Yo, que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la felicidad y creo la desgracia. Soy yo, Yahveh, quien hace todo esto.


Te sobrevendrán las dos cosas de repente, en un solo día; orfandad y viudez en toda su plenitud vendrán sobre ti, a pesar de la multitud de tus hechicerías, a pesar de la potencia de tus muchos maleficios.


Ni lo habías oído ni sabido, ni tu oído estaba abierto, porque yo sabía que siempre traicionas y que eres rebelde desde el seno materno.


Perece el justo, y nadie hace caso. Se llevan a los hombres leales sin que nadie lo advierta. Por culpa del malvado se llevan al justo


Cayó de repente Babel y se rompió, gemid por ella; buscad bálsamo para su dolor, a ver si se cura.


Tiembla la tierra, se estremece, porque se cumplen los planes de Yahveh sobre Babel: convertir el territorio de Babel en desierto sin un solo habitante.


Sus ciudades se han trocado en desierto, en tierra seca, y en estepa; no habita en ellas hombre alguno ni las atraviesa ningún ser humano.


Sin. Oye cómo gimo: no tengo quien me consuele. Todos mis enemigos supieron mi desgracia, se alegraron por lo que tú hiciste. ¡Haz venir el día que anunciaste, y entonces serán como yo!


Vendrá desgracia tras desgracia, y alarma tras alarma; buscarán del profeta una visión, habrá desaparecido del sacerdote la enseñanza y de los ancianos el consejo.


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