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Isaías 37:38 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

38 Y un día, mientras estaba postrado en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramélec y Saréser lo mataron a espada y huyeron al país de Ararat. Le sucedió en el trono su hijo Asaradón.

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Biblia Reina Valera 1960

38 Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

38 Cierto día, mientras rendía culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en el trono de Asiria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

38 Y sucedió que mientras estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adremelec y Sarezer lo asesinaron a espada, y huyeron a la tierra de Ararat, y en lugar suyo reinó su hijo Esar-hadón.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

38 Y aconteció, que mientras adoraba en la casa de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer, sus hijos, lo mataron a espada, y huyeron a la tierra de Armenia; y Esar-hadón su hijo reinó en su lugar.

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Isaías 37:38
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de tal modo que el mes séptimo, el día diecisiete del mes, se posó el arca sobre los montes de Ararat.


Izad bandera en la tierra, tocad trompeta en las naciones, convocadlas para la guerra santa contra ella, convocad contra ella a los reinos -Ararat, Minní y Asquenaz-, nombrad contra ella reclutadores, lanzad caballos como hirsutas langostas.


se presentaron a Zorobabel y a los jefes de familia, y les dijeron: 'Queremos colaborar con vosotros en la construcción, porque, al igual que vosotros, buscamos a vuestro Dios y le ofrecemos sacrificios desde los días de Asaradón, rey de Asiria, que nos hizo subir hasta aquí'.


'Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: no te dejes engañar por tu Dios, en quien confías, y no digas: 'No será entregada Jerusalén en manos del rey de Asiria'.


No escuchéis, pues, a Ezequías, porque os engaña cuando dice: 'Yahveh nos librará'. ¿Acaso los dioses de las naciones han librado a su país respectivo de la mano del rey de Asiria?


No os infunda Ezequías confianza en Yahveh, diciendo: 'Con toda certeza nos librará Yahveh, y no entregará esta ciudad en manos del rey de Asiria'.


¡Cómo has caído del cielo, lucero brillante, estrella matutina, derribado por tierra, vencedor de naciones!


El seol allá abajo se agita por ti saliendo a tu encuentro; despierta por ti a las sombras, a todos los potentados de la tierra; levanta de sus tronos a todos los reyes de las naciones.


Y Yahveh envió un ángel que exterminó a todos los guerreros valientes, a los príncipes y a los jefes del campamento del rey de Asiria, que tuvo que volverse a su tierra con el rostro cubierto de vergüenza. Y allí, al entrar en el templo de su dios, sus propios hijos lo mataron a filo de espada.


Hablaban del Dios de Jerusalén como de los dioses de los otros pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombre.


De entre todos los dioses de esas naciones que mis padres arrasaron, ¿qué dios pudo librar a su pueblo de mi mano? Por tanto, ¿cómo podrá libraros de mi mano vuestro Dios?


He aquí que voy a poner en él un espíritu tal que, al oír cierta noticia, se volverá a su país, y allí le hará caer a filo de espada'.


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