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Isaías 3:26 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

26 Se lamentarán y gemirán sus puertas, y tú, desolada, te sentarás en tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

26 Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y ella, desamparada, se sentará en tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

26 Las puertas de Sion llorarán y se lamentarán. La ciudad será como una mujer violada, acurrucada en el suelo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

26 Sus puertas° se entristecerán y se enlutarán, Y desolada, se sentará en el suelo.°

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

26 Sus puertas lamentarán y se enlutarán, y ella, desolada, se sentará en tierra.

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Isaías 3:26
19 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Yod. En tierra están, sentados y mudos, los ancianos de la hija de Sión; echaron ceniza sobre sus cabezas, se ciñeron de saco; bajaron la cabeza hasta el suelo las doncellas de Jerusalén.


De luto está Judá, y languidecen sus puertas; yacen en tierra desoladas, y el grito de Jerusalén asciende.


Dálet. Los caminos de Sión están de luto, porque nadie acude a las fiestas; desiertas están todas sus puertas, sus sacerdotes gimen, se afligen sus doncellas, y ella misma está colmada de amargura.


Siete días y siete noches permanecieron sentados junto a él sin proferir palabra, pues comprendían cuán inmenso era su dolor.


te arrasarán a ti y a tus hijos dentro de ti; y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por no haber conocido el tiempo en que fuiste visitada'.


Todos los príncipes del mar descenderán de sus tronos, se quitarán sus mantos, se despojarán de sus vestiduras recamadas, se vestirán de espanto, se sentarán en tierra, se estremecerán sin descanso y estarán consternados por ti.


Tomó Job un trozo de teja para rascarse y se recostó entre la basura.


Baja, siéntate en el polvo, virgen, hija de Babel; siéntate en el suelo, sin trono, hija de los caldeos; que ya no te llamarán la mimada, la delicada.


Os tocamos la flauta y no habéis bailado; entonamos lamentaciones y no habéis gemido'.


'¿Hasta cuándo, Señor?' -pregunté-. Y él me respondió: 'Hasta que queden las ciudades asoladas y sin habitantes, las casas sin hombres, el campo desolado como un desierto.


¡Gime, puerta! ¡Grita, ciudad! Estremécete, Filistea entera: que del norte viene humareda, nadie en sus tropas se desbanda.


Yo pondré cerco a Ariel; habrá llanto y lamento, y será para mí como Ariel.


Enluteció, languideció la tierra, enrojeció, se marchitó el Líbano; quedó el Sarón como la estepa, sacudidos el Basán y el Carmelo.


Sus viudas, por causa mía, son más numerosas que la arena del mar. He traído contra esta madre de jóvenes guerreros un devastador al mediodía; eché sobre ella de repente terror y espanto.


Álef. ¡Ay, cómo se sienta solitaria la ciudad populosa! Es como una viuda la grande entre las naciones. La princesa entre las provincias está sujeta a tributo.


Jet. Yahveh decidió derribar la muralla de la hija de Sión; tendió la cuerda y no retiró su mano hasta destruirlo todo; antemuro y muralla hizo gemir, y a una se derrumbaron.


Las ciudades habitadas serán destruidas, el país quedará hecho un desierto y sabréis que yo soy Yahveh''.


Su llaga es incurable, se ha expandido hasta Judá, ha llegado hasta la puerta de mi pueblo, hasta Jerusalén.


Porque el palacio está abandonado, el tumulto de la ciudad ha cesado, el Ofel y la Torre se han convertido para siempre en cavernas, delicia de onagros, pastizal de rebaños.


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