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Isaías 2:22 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Dejaos del hombre en cuya nariz apenas hay un soplo; pues, ¿en qué puede estimársele?

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Biblia Reina Valera 1960

22 Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 No pongan su confianza en los simples humanos; son tan frágiles como el aliento. ¿Qué valor tienen?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 No confíen más en el hombre, pues no dura más que el soplo de sus narices: ¿para qué estimarlo tanto?

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Desentendeos° del hombre, cuyo hálito° está en su nariz, Porque, ¿qué vale realmente?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

22 Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?

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Isaías 2:22
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Así dice Yahveh: Maldito el hombre que confía en el hombre, que hace de la carne su apoyo y aparta de Yahveh su corazón.


No confiéis en los príncipes ni en los humanos que no tienen el socorro.


¡Vosotros, precisamente, que no sabéis cómo será mañana vuestra vida! Sois vaho que un momento aparece y al punto se disipa.


Cuando miro los cielos hechura de tus manos, la luna y las estrellas que tú has establecido


Mirad: las naciones son como gota de un cubo y cuentan como polvo en la balanza. Mirad: las islas como tamo pesan,


Confiad, pueblos, en él en todo tiempo, abrid el corazón en su presencia: Dios es nuestro refugio. Selah


Todo lo que tenía hálito de espíritu de vida en sus narices, todo cuanto existía en la tierra firme, murió.


Entonces Yahveh-Dios formó al hombre del polvo de la tierra, insufló en sus narices aliento de vida y el hombre se convirtió en ser viviente.


que mientras haya en mí aliento de vida y en mi nariz esté el soplo de Dios,


Todas las naciones son como nada en su presencia, como nada y vacío las estima.


Yo, yo soy quien os consuela. ¿Quién eres tú para que temas al hombre que muere, al hijo de hombre que como hierba es tratado?


Por eso llamamos dichosos a los soberbios: los que cometen la iniquidad prosperan, incluso los que tientan a Dios quedan impunes'.


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