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Isaías 16:2 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Cómo pájaro espantado, cual nidada dispersa, son las hijas de Moab en los vados del Arnón.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Las mujeres de Moab fueron abandonadas como aves sin nido en los vados del río Arnón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Y como pichones asustados que han echado de su nido, andan las hijas de Moab por los vados del río Arnón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Cual ave espantada que huye del nido, Irán las hijas de Moab en los vados de Arnón.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Y será que cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados de Arnón.

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Isaías 16:2
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Como ave que vaga lejos de su nido, así es el hombre errante lejos de su hogar.


Después se fue por el desierto, bordeó el país de Edom y la tierra de Moab, llegó al oriente del país de Moab y acampó al otro lado del Arnón, pero sin franquear las fronteras de Moab, ya que el Arnón es el límite de Moab.


Moab está avergonzado, sí, destrozado. Clamad y gritad, anunciad en el Arnón: Moab está devastado.


Entonces, como gacela espantada, como ovejas que nadie recoge, los unos volverán a su pueblo, los otros huirán a su país.


Su territorio abarcaba desde Aroer, a orillas del torrente Arnón, con la ciudad que está en medio del torrente, toda la llanura hasta Mádaba,


Ésta era la tierra de la que tomamos posesión entonces. Asigné a los rubenitas y los gaditas la mitad del macizo de Galaad, a partir de la orillas del torrente Arnón, con sus ciudades.


En aquel tiempo, tomamos de mano de los dos reyes de los amorreos el territorio del lado de allá del Jordán, desde el torrente Arnón hasta el monte Hermón


Desde Aroer, a orillas del torrente Arnón, y desde la ciudad que da sobre el torrente mismo, hasta Galaad, no hubo ciudad que nos pudiera resistir. Yahveh, nuestro Dios, nos las entregó todas.


¡Ay de ti, Moab! ¡Perdido estás, pueblo de Camós! A la fuga se dieron sus hijos, sus hijas quedaron cautivas en manos del rey amorreo, Sijón.


Mesá, rey de Moab, se dedicaba a la cría de ganado y pagaba al rey de Israel un tributo de cien mil corderos y cien mil carneros con su lana.


Como pájaro que aletea y golondrina que vuela, así la maldición gratuita no tiene consistencia.


Dad alas a Moab, pues tendrá que volar. Sus ciudades serán un desierto, sin que nadie las habite.


¡Ay de ti, Moab! ¡Estás perdido, pueblo de Camós! Tus hijos son llevados cautivos, tus hijas van al destierro.


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