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Hechos 9:40 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

40 Pedro hizo salir fuera a todos. Luego, puesto de rodillas, oró y, vuelto al cadáver, dijo: 'Tabitá, levántate'. Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.

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Biblia Reina Valera 1960

40 Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

40 Pero Pedro les pidió a todos que salieran del cuarto; luego se arrodilló y oró. Volviéndose hacia el cuerpo, dijo: «¡Tabita, levántate!». ¡Y ella abrió los ojos! Cuando vio a Pedro, ¡se sentó!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

40 Pedro hizo salir a todos, se puso de rodillas y oró. Luego se volvió al cadáver y dijo: 'Tabita, levántate.

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La Biblia Textual 3a Edicion

40 Entonces Pedro, sacando a todos, y puesto de rodillas,° oró; y volviéndose hacia el cuerpo, dijo: ¡Tabitá, levántate! Y ella abrió sus ojos, y viendo a Pedro, se incorporó.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

40 Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió sus ojos, y viendo a Pedro, se incorporó.

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Hechos 9:40
14 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Cuando echaron a la gente, entró él, la tomó de la mano y la niña se levantó.


Y puesto de rodillas, gritó con fuerte voz: 'Señor, no les tomes en cuenta este pecado'. Y así diciendo, expiró.


Pero él, tomándola de la mano, dijo en alta voz: 'Niña, levántate'.


Dicho esto, dobló sus rodillas con todos ellos y se puso a orar.


Entonces él, como a la fuerza, se arrancó de su lado como a un tiro de piedra, y, puesto de rodillas, oraba


Viendo Jesús que aumentaba el concurso del pueblo, increpó al espíritu impuro, diciéndole: 'Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él jamás'.


Pero, cuando se nos acabaron los días, emprendimos la marcha. Nos acompañaban todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad. Puestos de rodillas sobre la playa, oramos,


Pero tú, cuando hagas tu oración, entra en tu aposento y, cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te dará la recompensa.


Estaba el padre de Publio en cama, aquejado de fiebres y disentería. Pablo entró a verle, oró, le impuso las manos y lo curó.


El profeta Isaías invocó a Yahveh, quien hizo que la sombra retrocediera los diez grados que ya había recorrido en el cuadrante de Ajaz.


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