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Hechos 3:19 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Arrepentíos, pues, y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados,

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Biblia Reina Valera 1960

19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Arrepiéntanse, pues, y conviértanse, para que sean borrados sus pecados. Así el Señor hará llegar el tiempo del alivio,

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados° vuestros pecados;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

19 Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan tiempos de refrigerio de la presencia del Señor,

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Hechos 3:19
73 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pedro les respondió: 'Convertíos, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo;


Disipé como niebla tus culpas, como un nublado tus pecados. Vuelve a mí, que te he redimido.


Yo soy, yo soy quien borra por mi amor tus transgresiones, y de tus pecados no me acuerdo.


y les dijo: 'Os aseguro que, si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.


Porque el corazón de este pueblo se ha embotado, con sus oídos pesadamente oyeron, y cerraron sus ojos; no sea que vean con sus ojos y oigan con sus oídos y entiendan con su corazón y se conviertan, y que yo los sane.


Purifícame tú con el hisopo y seré puro, lávame tú y quedaré más blanco que la nieve.


mientras que vosotros, los atribulados, encontraréis, junto con nosotros, el debido reposo, cuando el Señor Jesús aparezca bajando del cielo con sus poderosos ángeles,


Nun. Examinemos nuestra conducta, revisémosla y convirtámonos a Yahveh.


La mano del Señor estaba con ellos y fue grande el número de los que, abrazando la fe, se convirtieron al Señor.


Una cosa no debe quedaros oculta, queridos hermanos: que un día es ante el Señor como mil años y mil años como un día.


Porque el corazón de este pueblo se ha embotado, y con los oídos pesadamente oyeron, y cerraron sus ojos; no sea que vean con sus ojos y oigan con sus oídos, y entiendan con su corazón y se conviertan, y que yo los cure.


Estabais extraviados como ovejas, pero ahora os habéis vuelto al pastor y obispo de vuestras almas.


cuando venga, aquel día, a recibir la gloria en medio de su pueblo santo y a ser admirado por todos los que creyeron, pues de hecho vosotros creísteis en nuestro testimonio.


Al oír esto, se tranquilizaron y glorificaron a Dios diciendo: 'Según esto, Dios ha dado también a los gentiles la conversión que conduce a la vida''.


hará que muchos hijos de Israel vuelvan al Señor, su Dios;


Vuelve, Israel, a Yahveh, tu Dios, porque has tropezado por tu culpa.


Como está escrito en la ley de Moisés, cayó sobre nosotros toda esta calamidad, y no aplacamos la faz de Yahveh, nuestro Dios, convirtiéndonos de nuestras iniquidades y prestando atención a tu verdad.


No quiero, hermanos, para que no presumáis de vosotros mismos, que ignoréis este misterio: que el endurecimiento parcial de Israel se prolongará hasta que entre la totalidad de los gentiles.


Él hizo provenir de uno a todo el linaje humano para que poblara toda la faz de la tierra; él fijó los tiempos determinados y los límites habitables,


Ellos, pues, provistos por la iglesia de lo necesario para el viaje, atravesaron Fenicia y Samaría, refiriendo la conversión de los gentiles y proporcionando una gran alegría a todos los hermanos.


a quien el cielo debe retener hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas desde antiguo.


Los reunidos le preguntaban: 'Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?'.


rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos, y convertíos a Yahveh, vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, tardo a la cólera, rico en piedad, y se arrepiente del daño que causa.


Conviértenos a ti, Yahveh, y nos convertiremos; renueva nuestros días como antaño,


En aquellos días y en aquel tiempo -oráculo de Yahveh-, se buscará la culpa de Israel y no la habrá, y los pecados de Judá y no se hallarán, porque perdonaré al resto que yo deje.


Será conocida en las naciones su estirpe y sus vástagos en los pueblos; cuantos los vean los reconocerán, pues son una estirpe que bendijo Yahveh.


para alegrar a los enlutados de Sión; para darles corona en vez de ceniza, óleo de alegría en vez de luto, canto de alabanza en vez de apocamiento. Se les llamará terebintos de justicia, plantación de Yahveh para gloria suya.


Por ella volverán los salvados por Yahveh. Vendrán a Sión con júbilo, habrá eterna alegría sobre sus cabezas. Alegría y gozo serán su compañía, pesadumbre y gemido se alejarán.


Embrutece el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, ciega sus oídos, para que sus ojos no vean, ni oigan sus oídos, ni entienda su corazón y no se convierta y se cure'.


Cuanto dista el oriente del ocaso, así aleja él de nosotros nuestras culpas.


No me arrojes de tu vista ni retires de mí tu santo aliento.


Enjugará toda lágrima de sus ojos y la muerte ya no existirá, ni existirán ya ni llanto ni lamentos ni trabajos, porque las cosas de antes ya han pasado'.


suave al instruir a los contrarios, por si acaso Dios les concede que se conviertan, reconozcan la verdad


A ver si la casa de Israel atiende a todas las desgracias que proyecto hacerles, de tal manera que se convierta cada uno de su mala conducta y así les perdone su culpa y su pecado'.


Diles: por mi vida -oráculo del Señor Yahveh-, que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta de su conducta y viva. Convertíos, convertíos de vuestra mala conducta. ¿Por qué queréis morir, casa de Israel?'


para que lleguen, de parte del Señor, los tiempos del consuelo y él os envíe al Mesías que os estaba destinado, es decir, Jesús,


Así, pues, temamos, no sea que, aun quedando en pie la promesa de entrar en el descanso de Dios, alguno de vosotros se encuentre con que ha llegado tarde.


Pero él lo negó: 'No lo conozco, mujer'.


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