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Hechos 27:2 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Subidos a bordo de un barco de Adramicio que se disponía a navegar hacia las costas de Asia, levamos anclas, acompañados de Aristarco, macedonio de Tesalónica.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y embarcándonos en una nave adramitena que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos, estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 También nos acompañó Aristarco, un macedonio de Tesalónica. Salimos en un barco matriculado en el puerto de Adramitio, situado en la costa noroccidental de la provincia de Asia. El barco tenía previsto hacer varias paradas en distintos puertos a lo largo de la costa de la provincia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Subimos a bordo de un barco de Adrumeto que se dirigía a las costas de Asia y zarpamos; nos acompañaba Aristarco, un macedonio de la ciudad de Tesalónica.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Embarcándonos en una nave adramitena que iba° a zarpar hacia los puertos de Asia, nos hicimos a la vela, estando con nosotros Aristarco, un macedonio tesalonicense.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Y embarcándonos en una nave adrumentina, queriendo navegar junto a las costas de Asia, zarpamos, estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica.

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Hechos 27:2
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Se llenó de confusión la ciudad y todos en masa precipitaron en el teatro, arrastrando consigo a los macedonios Gayo y Aristarco, compañeros de viaje de Pablo.


Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, que son colaboradores míos.


Saludos de Aristarco, mi compañero de prisión; de Marcos, el primo de Bernabé, sobre el cual habéis recibido instrucciones, de modo que, si pasa por ahí, acogedlo;


Cuando entramos en Roma, se le permitió a Pablo vivir en una casa particular, con el soldado que lo custodiaba.


Hicimos la travesía hasta Siracusa, donde permanecimos tres días.


No sólo tuvieron con nosotros muchas atenciones sino que, al reembarcar, nos proveyeron de todo lo necesario.


Los nativos tuvieron con nosotros una amabilidad poco frecuente, porque nos recibieron a todos y encendieron una hoguera contra la lluvia que caía y contra el frio.


Pero, cuando se nos acabaron los días, emprendimos la marcha. Nos acompañaban todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad. Puestos de rodillas sobre la playa, oramos,


Y bastantes de los que habían cultivado las artes mágicas trajeron sus libros y los quemaron delante de todos. Se estimó su precio en cincuenta mil monedas de plata.


Pasaron por Anfípolis y Apolonia y llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de judíos.


Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: 'Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian el camino de salvación'.


Partos, medos, elamitas, los habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia,


Un día subió con sus discípulos a una barca y les dijo: 'Vamos a pasar a la otra orilla del lago'. Y navegaron mar adentro.


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