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Hechos 2:20 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes de que llegue el día del Señor, día grande y esplendoroso;

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Biblia Reina Valera 1960

20 El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 El sol se oscurecerá, y la luna se pondrá roja como la sangre antes de que llegue el grande y glorioso día del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 El sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre antes de que llegue el Día grande del Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 El sol se convertirá en tinieblas,° Y la luna en sangre, Antes que venga° el día grande y glorioso del Señor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

20 El sol se tornará en tinieblas; y la luna en sangre; antes que venga el día del Señor; grande y memorable;

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Hechos 2:20
25 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. En él desaparecerán los cielos con formidable estruendo, los elementos se disolverán abrasados por el fuego y quedará al descubierto la tierra con todas las obras que hay en ella.


Sucederá en aquel día -oráculo del Señor Yahveh- que ocultaré el sol al mediodía, y en pleno día oscureceré la tierra.


Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se obscurecerá y la luna no dará su brillo, las estrellas caerán del cielo y el mundo de los astros se desquiciará.


porque vosotros mismos sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá como ladrón en plena noche.


¡Tocad la trompeta en Sión, dad la alarma en mi monte santo! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el día de Yahveh; sí, ya está cerca!


Pero el cielo y la tierra de ahora están guardados por la misma palabra, reservados para el fuego en el día del juicio y de la destrucción de los impíos.


Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones serán presa de angustia por los bramidos del mar y el estruendo de las olas


Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá y la luna no dará su brillo,


El cuarto derramó su copa sobre el sol y le fue concedido abrasar a los hombres con fuego.


Cuando abrió el sexto sello, vi sobrevenir un gran terremoto, el sol se volvió negro como un tejido de crin, la luna, toda ella se volvió de sangre


que ese hombre sea entregado a Satanás, para que se destruya lo puramente humano y se salve el espíritu el día del Señor.


Desde la hora sexta hasta la hora nona toda aquella tierra quedó sumida en tinieblas.


Miré a la tierra, y ¡ay! era un caos; a los cielos, y no tenían luz.


Porque es el día de la venganza de Yahveh, el año de desquite en el pleito de Sión.


Enrojecerá la blanquecina, palidecerá el ardoroso cuando reine Yahveh Sebaot en el monte Sión y en Jerusalén y esté ante sus ancianos la gloria.


Quien sea hallado será traspasado, quien sea apresado caerá por la espada.


Mirad que el día de Yahveh llega implacable, con enojo y ardor de ira, para hacer de la tierra un desierto y exterminar de ella a los pecadores.


Los astros del cielo y sus constelaciones no alumbrarán; se oscurecerá el sol en su orto, la luna no irradiará su luz.


Haré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra: sangre y fuego y vapor de humo;


y sucederá que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.


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