Tomó Samuel el frasco del aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl; después le besó y le dijo: '¿No es Yahveh quien te ha ungido por príncipe de su pueblo Israel? Tú regirás al pueblo de Yahveh y lo librarás del poder de los enemigos que le rodean. Y ésta será la señal de que Yahveh te ha ungido por jefe de su heredad:
Se fue, pues, todo el pueblo a Guilgal. Allí proclamaron rey a Saúl en presencia de Yahveh, en Guilgal, y allí ofrecieron también sacrificios de comunión ante Yahveh. Tanto Saúl como toda la gente de Israel se sintieron invadidos de una alegría extrema.
Y le dijeron: 'Mira: tú te has hecho ya viejo, y tus hijos no siguen tus caminos; por tanto, establécenos un rey, como lo tienen todas las naciones, para que nos gobierne'.