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Hageo 2:17 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Yo destruía con añublo, tizón y granizo todo el trabajo de vuestras manos, y no estaba con vosotros -oráculo de Yahveh-.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Yo envié plaga, moho y granizo para destruir todo aquello por lo que hicieron tanto esfuerzo para producir. Aun así, rehusaban regresar a mí, dice el Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Yo eché a perder todo el trabajo de ustedes con el tizón, el pulgón y el granizo. Pero ninguno de ustedes se volvía a mí, dice Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Os herí con viento abrasador, añublo y granizo en toda obra de vuestras manos, pero ninguno de vosotros se volvió a mí, dice YHVH.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

17 Os herí con viento solano, y con tizoncillo, y con granizo en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.

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Hageo 2:17
32 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Yahveh te herirá de consunción, de fiebre, de inflamación, de gangrena, de sequía, de mildiu y de tizón, que te perseguirán hasta exterminarte.


Llamé a la sequía sobre la tierra y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el mosto, sobre el aceite y sobre todo lo que produce el campo, sobre los hombres, sobre los animales y sobre todos los trabajos de vuestras manos'.


Esperabais mucho y hubo poco; almacenabais en casa y yo lo aventé. ¿Por qué? -oráculo de Yahveh Sebaot. Por causa de mi templo, que está en ruinas, mientras que cada uno de vosotros disfruta de su casa propia.


Cuando haya hambre en el país, cuando haya peste, tizón, añublo, langosta o pulgón; cuando el enemigo los asedie en alguna de sus ciudades, y en todo género de plagas y de enfermedades,


Yahveh, ¿no buscan tus ojos la verdad? Los has golpeado y no se han dolido; los has consumido, y no quisieron aprender la lección. Tienen la cara más dura que una piedra, no quieren convertirse.


Le he dado tiempo para convertirse, pero no quiere convertirse de su fornicación.


Os he hecho estar con dientes limpios en vuestras ciudades, faltos de pan en vuestros lugares. Pero no habéis vuelto a mí -oráculo de Yahveh-.


La vergüenza devoró el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus rebaños y sus vacadas, sus hijos y sus hijas.


Juró Yahveh por su diestra y por su brazo poderoso: 'No entregaré más tu grano como alimento a tus enemigos ni beberán extranjeros tu mosto, por el que te has fatigado.


Y volcó sobre él su ardiente ira y la violencia de la guerra, que lo abrasó por todas partes, y no lo supo, le quemaba, y no le dio importancia.


sus moradores, faltos de fuerzas, quedaron aterrados y confusos: fueron como hierba del campo, como el verde musgo, como jaramago en los tejados, como mies agostada antes de espigar.


Y Yahveh cortó de Israel cabeza y cola, palma y junco en un solo día.


entregó sus cosechas al pulgón, el fruto de su esfuerzo a la langosta;


Y los falsos de corazón, los rencorosos, los que no gritan cuando él los encadena,


Mientras estaba asediado, el rey Ajaz aumentó su infidelidad a Yahveh,


Cuando haya hambre en el país, cuando haya peste, tizón, añublo, langosta o pulgón; cuando sus enemigos los asedian en alguna de sus ciudades, y en todo género de plagas y enfermedades,


Cuando llegaron al lugar donde debían pasar la noche, abrió uno su saco para dar pienso a su asno y vio su dinero en la boca del saco.


Ellos no sabían que José los entendía; pues les había hablado por medio de un intérprete.


José era señor del país y controlaba personalmente la venta de grano a todos los pueblos del mundo. Llegaron los hermanos de José y se postraron ante él rostro en tierra.


¡Mirad! Un fuerte y poderoso de parte del Señor, como turbión de granizo, como tempestad devastadora, como tormenta de aguas potentes, desbordantes, los arroja por tierra con violencia.


Cuando comes del fruto de tus manos dichoso tú y afortunado.


sembrasteis mucho y recogisteis poco; comisteis y no os hartasteis, bebisteis y no os saciasteis; os vestisteis y no os calentasteis, y el jornalero echó su jornal en bolsa rota'.


¿qué ocurría? Que veníais al montón de grano para sacar veinte medidas y sólo había diez; veníais a la cuba para sacar cincuenta medidas y sólo había veinte.


Alejaré de vosotros la langosta, para que no arruine el fruto de vuestra tierra, para que no sea estéril la viña de vuestro campo -dice Yahveh Sebaot-.


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