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Habacuc 3:6 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Cuando se levanta la tierra se estremece; cuando mira se sobresaltan las naciones, se desmoronan los montes eternos, se hunden los collados antiguos, sus caminos de siempre.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Cuando él se detiene, la tierra se estremece. Cuando mira, las naciones tiemblan. Él derrumba las montañas perpetuas y arrasa las antiguas colinas. ¡Él es el Eterno!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Se detiene, y la tierra se estremece, mira, y se sobresaltan las naciones; las montañas eternas se desploman, las colinas antiguas se derriten ¡Yavé sale como en tiempos pasados!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Se detiene y mide la tierra, Lanza una mirada, Y hace estremecer a las naciones. Las montañas antiguas se desmoronan, Se hunden los montes de antaño, Pero sus sendas son sendas eternas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Se paró, y midió la tierra; miró, e hizo temblar a las naciones; las montañas eternas fueron desmenuzadas, y los collados perpetuos se humillaron. Sus caminos son eternos.

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Habacuc 3:6
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bendiciones de espigas y de flores, bendiciones de montañas antiguas, anhelo de collados eternos: caigan sobre la cabeza de José, sobre la frente del escogido entre sus hermanos.


He. Tiemblan los montes ante Él, se estremecen las colinas. Ante Él trepida la tierra, el orbe y cuantos lo habitan.


con las primicias de los montes antiguos, lo mejor de los collados eternos


Él hizo provenir de uno a todo el linaje humano para que poblara toda la faz de la tierra; él fijó los tiempos determinados y los límites habitables,


y su misericordia se extiende de generación en generación para aquellos que le temen.


Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.


tiemblan los montes al verte, pasa una tromba de agua alza su voz el abismo, el sol levanta sus manos a lo alto


¡Alza tu mano contra tus adversarios y todos tus enemigos sean exterminados!


Pues como a un vestido se los comerá la polilla, y como a la lana se los comerá la tiña; pero mi justicia por siempre estará, y mi salvación por los siglos de los siglos.


Alzad los ojos al cielo y mirad abajo a la tierra: que el cielo como humo se disipa, la tierra como vestido se desgasta, sus habitantes como moscas perecen; pero mi salvación estará por siempre y mi justicia no declinará.


Mas la gracia del Señor dura por siempre para los que le temen; su providencia llega a los hijos de los hijos,


Antes de que nacieran las montañas y la tierra y el orbe se formaran, de una a otra eternidad eres tú Dios.


Montaña de Dios, montaña de Basán, montaña de altos picos, montaña de Basán,


Derritiéronse los montes delante de Yahveh, delante de Yahveh, Dios de Israel.


Josué se apoderó de todos estos reyes y de sus territorios en una sola campaña, porque Yahveh, Dios de Israel, combatía en favor de Israel.


Cuando el Altísimo entregaba a cada nación su heredad, cuando diseminaba a los hijos de Adán, fijó los confines de los pueblos según el número de los hijos de Dios,


Si el buey acornea a un niño o a una niña, se le aplicará esta misma ley.


Tú lo harás entrar y tú lo plantarás en el monte de tu herencia, lugar del que hiciste tu morada, ¡oh Yahveh!, santuario que tus manos prepararon, ¡oh Adonay!


o son como paja que lleva el viento como tamo que arrastra el torbellino?


Que se tornen igual que paja ante el viento, acosados del ángel de Yahveh;


¿No eres tú desde siempre, Yahveh, mi Dios, mi Santo, tú que no puedes morir? Para juzgar, ¡oh Yahveh!, lo designaste, para castigar, ¡oh Roca!, lo pusiste.


Lo supieron los pueblos y temblaron, dolor como de parto a los que habitan Filistea,


los jefes de Edom se estremecieron, de los jefes de Moab se apoderó el espanto; todas las gentes de Canaán se desmoronan.


Todo el monte Sinaí humeaba, porque había descendido sobre él Yahveh en forma de fuego, y el humo subía como la humareda de un horno. Toda la montaña retemblaba.


Él arranca las montañas, sin que adviertan quién las derriba en su cólera.


como cera se derriten las montañas, delante del Señor, a la vista del dueño de la tierra.


el que mira a la tierra y la estremece, el que toca a los montes y echan humo.


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