Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Habacuc 3:2 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 ¡Yahveh, he oído tu renombre, reverencio tu obra, Yahveh! En el curso de los años renuévala, en el curso de los años dala a conocer. Aun en la ira, recuerda la compasión.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Nueva Traducción Viviente

2 «He oído todo acerca de ti, Señor. Estoy maravillado por tus hechos asombrosos. En este momento de profunda necesidad, ayúdanos otra vez como lo hiciste en el pasado. Y en tu enojo, recuerda tu misericordia.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Después de lo que acabo de oír, me llena de terror lo que vas a hacer, oh Yavé, y que realizarás a los muchos años, que darás a conocer en aquellos días. ¡No olvides tu misericordia en el tiempo de tu enojo!

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Oh YHVH, he oído tu palabra, y estoy atemorizado! En medio de los tiempos, oh, YHVH, Revive tu obra, En medio de los tiempos hazla conocer, Y en medio de la ira, ¡Acuérdate de tener misericordia!

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Habacuc 3:2
45 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

¿Vas a estarnos por siempre resentido, o prolongar por los siglos tu furor?


Si aflige, también se apiada, por su inmensa bondad.


Lo he oído y se estremecen mis entrañas, ante esa noticia tiemblan mis labios, la caries penetra en mis huesos, vacilan mis pasos al andar. Esperaré tranquilo el día de angustia que ha de venir sobre el pueblo invasor.


con la firme esperanza de que el que empezó entre vosotros la obra buena, la irá llevando a su término hasta el día de Cristo Jesús.


Castígame, Señor, pero con medida, no según tu ira, pues sería aniquilado.


Mira desde el cielo y observa desde tu santa y gloriosa morada: ¿dónde está tu celo y tu fuerza? ¿La ternura de tus entrañas y tu compasión por mí se han detenido?


En un acceso de cólera escondí mi rostro de ti un instante; pero de ti me apiado con amor eterno dice tu redentor, Yahveh.


Ante ti de pavor mi carne se estremece y temo tus juicios.


El ladrón no viene sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida, una vida plena.


Del director. De los hijos de Coré. Maskil.


El ángel de Yahveh tomó la palabra y dijo: 'Yahveh Sebaot, ¿hasta cuándo seguirás sin apiadarte de Jerusalén y de las ciudades de Judá? Son ya setenta los años que estás airados contra ellas'.


Porque así dice Yahveh: 'Cuando se hayan cumplido para Babilonia setenta años, os visitaré y haré realidad en vosotros mi buena promesa de volveros a este lugar.


Pues todas estas cosas las hizo mi mano, todas ellas son mías -dice Yahveh-. Pero en éste me fijo: en el humilde y contrito, el que tiembla a mi palabra.


Mas ahora, en un instante, Yahveh, nuestro Dios, nos ha concedido la gracia de dejarnos un resto de rescatados y de darnos un apoyo en su lugar santo. Nuestro Dios ha iluminado así nuestros ojos y ha otorgado un pequeño respiro a nuestra vida en medio de nuestra servidumbre.


¿Quién no temerá, Señor, y no glorificará tu nombre? Porque sólo tú eres santo, porque todos los pueblos vendrán y se postrarán ante ti, porque tus justos designios han quedado manifiestos'.


Pero no todos aceptaron el evangelio. Ya lo dice Isaías: Señor, ¿quién ha creído nuestra predicación?


en el primer año de su reinado, yo, Daniel, me puse a investigar en las Escrituras el número de los años que, según la palabra de Yahveh al profeta Jeremías, deberían pasar sobre la ruina de Jerusalén: eran setenta años.


¿Quién creyó nuestras noticias? El brazo de Yahveh, ¿a quién se reveló?


Mas él, enternecido, cubría su pecado y no los destruía, reteniendo su ira muchas veces, no dejando avivar todo su enojo,


Por la fe Noé, advertido por Dios sobre cosas que aún no se veían, con religioso sentido empezó a construir un arca para salvar a su familia, y por medio de esa fe condenó al mundo y vino a ser heredero de la justicia según fe.


Vino hacia mí y, cuando se acercó, me sentí atemorizado y caí rostro en tierra. Él me dijo: 'Debes entender, hijo de hombre; que la visión se refiere al tiempo del fin'.


Y era tan terrible aquel espectáculo que el mismo Moisés llegó a exclamar: Estoy aterrorizado y temblando de miedo.


Tan sólo de oídas te conocía yo pero ahora mis ojos te ven.


Tú, que has hecho que pasara grandes pesares y aflicciones, me darás vida de nuevo; de los abismos de la tierra me alzarás otra vez,


¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Sí, esto se te debe; porque entre todos los sabios de las gentes y en todos sus reinos nadie hay como tú.


No temas, siervo mío Jacob -oráculo de Yahveh-, pues contigo estoy yo, porque haré exterminio de todas las naciones adonde te dispersé. Sólo a ti no exterminaré, aunque te castigaré según tu merecido, pues impune del todo no te dejaré.


Oración del profeta Habacuc. En el tono de las lamentaciones. Súplica:


Haz memoria, Señor, de tus misericordias y tus gracias, pues ellas son de siempre.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម