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Habacuc 1:12 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 ¿No eres tú desde siempre, Yahveh, mi Dios, mi Santo, tú que no puedes morir? Para juzgar, ¡oh Yahveh!, lo designaste, para castigar, ¡oh Roca!, lo pusiste.

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Biblia Reina Valera 1960

12 ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Oh Señor mi Dios, Santo mío, tú que eres eterno, ¡no puede ser que estés planeando acabar con nosotros! Oh Señor, nuestra Roca, tú has enviado a los babilonios para corregirnos y castigarnos por nuestros muchos pecados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Mi Dios, mi Santo ¿no eres tú el Yavé de antes que no puede morir? ¿Has hecho de este pueblo, oh Yavé, el instrumento de tu justicia? ¿Acaso lo has escogido, Roca mía, para corregirnos?

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¡Oh YHVH, Dios mío y Santo mío! ¿Acaso no eres Tú desde el principio? ¡Oh YHVH, Tú no mueres!° Tú has señalado este castigo para juicio, y Tú, oh Roca, los has establecido como reprensión.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

12 ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? ¡No moriremos! Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Dios poderoso, lo fundaste para castigar.

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Habacuc 1:12
48 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Él es la Roca; sus obras son perfectas, y justos todos sus caminos. Es Dios de lealtad y no de iniquidad; es justo y recto.


Antes de que nacieran las montañas y la tierra y el orbe se formaran, de una a otra eternidad eres tú Dios.


El Dios de antaño es lugar de refugio, y un soporte, sus brazos eternos; él arrojó de delante de ti al enemigo, y ordenó: ¡extermina!


No temas, siervo mío Jacob -oráculo de Yahveh-, pues contigo estoy yo, porque haré exterminio de todas las naciones adonde te dispersé. Sólo a ti no exterminaré, aunque te castigaré según tu merecido, pues impune del todo no te dejaré.


Pues contigo estoy yo -oráculo de Yahveh- para salvarte, porque voy a exterminar a todas las naciones adonde te dispersé. Sólo a ti no te exterminaré, aunque te castigaré según tu merecido, pues impune del todo no te dejaré.


Tu trono está erigido desde la eternidad, tú eres desde siempre.


Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por siempre.


el único poseedor de la inmortalidad, que habita en la región inaccesible de la luz, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A él, honor e imperio eterno. Amén.


¡Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén!


Vosotros, pues, negasteis al santo y al justo y pedisteis que se os hiciera gracia de un asesino,


Yo, Yahveh, no he cambiado; pero vosotros, hijos de Jacob, no cesáis de cambiar.


¡Yahveh, he oído tu renombre, reverencio tu obra, Yahveh! En el curso de los años renuévala, en el curso de los años dala a conocer. Aun en la ira, recuerda la compasión.


Yahveh los dejará abandonados hasta que la que ha de alumbrar dé a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel.


Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y los brazos del Faraón caerán. Y sabrán que yo soy Yahveh cuando ponga mi espada en manos del rey de Babilonia y él la esgrima contra el país de Egipto.


Pero tú, Yahveh, eternamente reinas, tu trono permanece de edad en edad.


Yo, Yahveh, vuestro Santo, creador de Israel, vuestro rey.


¿No lo sabes? ¿No lo has oído? Dios eterno es Yahveh, creador de los confines de la tierra; no se cansa ni se fatiga, insondable es su inteligencia.


Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso.


Así dice Yahveh, redentor de Israel, su Santo, al despreciado en el alma, al aborrecido de las gentes, al siervo de los tiranos: Reyes lo verán y se pondrán de pie; príncipes, y se postrarán, por amor de Yahveh, que es fiel, del Santo de Israel, que te eligió.


¿Pero nunca lo has oído? Desde lejanos tiempos lo tengo preparado, desde tiempos remotos lo había planeado, y ahora lo voy a ejecutar. Tú redujisite a montones de ruinas ciudades fortificadas;


No he de morir, viviré y celebraré las obras del Señor.


Del director. Del siervo de Yahveh, de David, que recitó ante Yahveh las palabras de este canto, el día en que Yahveh le libró del poder de todos sus enemigos y de la mano de Saúl.


Levántate, Señor, sal al paso y doblégalos. Sálvame del impío con tu espada;


¿Pero nunca lo has oído? Desde lejanos tiempos lo tengo preparado; desde tiempos remotos lo había planeado, y ahora lo voy a ejecutar. Tú redujiste a montones de ruinas ciudades fortificadas;


No hay santo como Yahveh, no hay otro fuera de ti, ni hay roca como nuestro Dios.


que decía: 'Escribe en un rollo lo que vas a ver y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardes, a Filadelfia y a Laodicea'.


Sin embargo, aun en aquellos días -oráculos de Yahveh-, no os exterminaré por completo.


Pues así dice Yahveh: 'Todo el país será un desierto; voy a darle el golpe de gracia'.


Que así dice el Excelso, el Sublime, que reside en la eternidad y cuyo nombre es santo: 'En lo alto y en lo santo resido, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para vivificar el espíritu de los humildes, para vivificar el corazón de los quebrantados.


Después plantó Abrahán un tamarisco en Berseba e invocó allí el nombre de Yahveh, Dios eterno.


Mis fuerzas se han quebrado en el camino, mis días se han menguado.


¡Ay de los que bajan a Egipto por ayuda y buscan apoyo en su caballería! Confían en los carros, que son muchos; en los jinetes, que son muy numerosos, y no miran al Santo de Israel, a Yahveh no consultan.


¿A quién has escarnecido y ultrajado? ¿Contra quién elevaste la voz y alzaste, insolente, los ojos? ¡Contra el Santo de Israel!


Cuando se levanta la tierra se estremece; cuando mira se sobresaltan las naciones, se desmoronan los montes eternos, se hunden los collados antiguos, sus caminos de siempre.


Me llegaré a vosotros para el juicio y seré un testigo irrefutable contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran en falso, contra los que defraudan el jornal del jornalero, avasallan a la viuda y al huérfano y oprimen al forastero mostrando así que no me temen -dice Yahveh Sebaot-.


Y con todo, Señor, eres mi rey desde el principio, y el que alcanza victorias en medio del país.


Oración. De Moisés, hombre de Dios. Tú te has hecho, Señor, para nosotros el refugio por las generaciones.


Que se alegre Israel en su hacedor y los hijos de Sión se gocen en su rey.


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