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Ezequiel 9:8 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Mientras ellos seguían matando, yo me quedé solo. Caí entonces de bruces y gritando dije: '¡Ay, Señor Yahveh! ¿Vas a exterminar todo lo que queda de Israel, volcando tu furor sobre Jerusalén?'.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Aconteció que cuando ellos iban matando y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿destruirás a todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Mientras mataban a la gente, yo me quedé solo. Caí con el rostro en tierra y clamé: —¡Oh Señor Soberano! ¿Acaso tu furia contra Jerusalén destruirá a todos los que queden en Israel?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Mientras mataban de esa manera, me postré con el rostro en tierra, gritando y diciéndole. '¡Ay, Yavé, ¿vas a esparcir tu furor por Jerusalén y destruir lo que queda de Israel?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y aconteció, mientras ellos iban matando (yo quedé solo), que me postré sobre mi rostro, y clamé diciendo: ¡Ah, Adonay YHVH! ¿Destruirás a todo el remanente de Israel, derramando tu ardiente indignación sobre Jerusalem?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y aconteció que cuando ellos los herían y quedé yo solo, me postré sobre mi rostro, y clamé y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Has de destruir todo el remanente de Israel derramando tu furor sobre Jerusalén?

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Ezequiel 9:8
16 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Mientras yo estaba profetizando, cayó muerto Pelatías, hijo de Benaías. Yo entonces caí de bruces y a grandes voces grité diciendo: '¡Ay, Señor Yahveh! ¿Vas a exterminar lo que queda de Israel?'.


Yo entonces exclamé: '¡Ay, Señor Yahveh! Mira que yo nunca me he contaminado; y desde mi infancia hasta ahora no he comido animal muerto o despedazado, ni ha entrado en mi boca carne impura'.


David alzó los ojos y vio al ángel de Yahveh que estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano, extendida sobre Jerusalén. David y los ancianos, cubiertos de saco, cayeron rostro en tierra.


Entonces Josué rasgó sus vestiduras y cayó rostro en tierra ante el arca de Yahveh hasta el atardecer, junto con los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas.


Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra delante de toda la comunidad de los israelitas.


¿Has rechazado del todo a Judá, o tu alma está cansada de Sión? ¿Por qué nos has herido sin que tengamos cura? Esperábamos la paz, pero no ha habido bien alguno; el tiempo de la sanación, y se presenta el terror.


Yo repliqué: '¡Ah Señor, Yahveh! Mira que los profetas les dicen: no veréis la espada, ni tendréis hambre; sino que os daré la paz segura en este lugar'.


Diré entonces: '¡Ah, Señor Yahveh!'. De verdad has engañado por completo a este pueblo y a Jerusalén, cuando decías: 'Tendréis paz', y la espada ha penetrado hasta el fondo del alma.


A la hora del sacrificio de la tarde, salí de mi abatimiento y, con mis vestidos y manto rasgados, caí de rodillas, extendí las manos hacia Yahveh, mi Dios,


Luego me postré ante Yahveh y, como antes, no comí pan ni bebí agua durante cuarenta días y cuarenta noches, por todos los pecados que habíais cometido al hacer el mal a los ojos de Yahveh hasta provocar su irritación.


Lo oyó Moisés y cayó rostro en tierra.


Se acercó entonces Abrahán y le dijo: '¿Es que de verdad vas a exterminar al justo con el pecador?


Ahora, en seguida, volcaré mi furor sobre ti, desahogaré del todo mi ira contra ti, te juzgaré según tu conducta y haré recaer sobre ti todas tus abominaciones.


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