Ezequiel 9:11 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹¹ Y entonces el hombre vestido de lino que tenía la cartera a la cintura informó diciendo: 'He cumplido lo que me has mandado'.

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Biblia Reina Valera 1960

¹¹ Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, respondió una palabra, diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹¹ Luego regresó el hombre vestido de lino, que llevaba el estuche de escriba, e informó: «Ya hice lo que me ordenaste».

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹¹ En ese momento, el hombre que llevaba un traje de lino y que tenía una tablilla en la cintura, llegó para dar cuenta; declaró: 'Hice todo lo que me ordenaste.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹¹ Y he aquí, el varón vestido de lino blanco, que llevaba el tintero ceñido a sus lomos, dio cuenta diciendo: He hecho conforme a todo lo que me mandaste.

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¹¹ Y he aquí que el varón vestido de lino, que tenía el tintero a su cintura, dio cuenta del asunto, diciendo: He hecho tal como me mandaste.

Ezequiel 9:11 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា

Apocalipsis 16:17

El séptimo derramó su copa en el aire. Y salió del santuario una gran voz que procedía del trono y que decía: '¡Hecho está!'

Apocalipsis 16:2

Marchó el primero y derramó su copa sobre la tierra. Y sobrevino una úlcera maligna y dolorosa a los hombres que tenían la marca de la bestia y que adoraban su imagen.

Salmos 103:20

Bendecid al Señor, ángeles suyos, héroes potentes que cumplís sus ordenanzas, obedeciendo la voz de su palabra.

Ezequiel 9:2

Y vi seis hombres que venían por el camino de la puerta superior, la que mira al norte, cada uno con su instrumento de destrucción en la mano. Entre ellos había uno vestido de lino, con una cartera de escriba a la cintura. Entraron y se pararon junto al altar de bronce.

Ezequiel 9:10

Pues bien, en cuanto a mí, tampoco yo me apiadaré ni tendré compasión; hago recaer su conducta sobre su cabeza'.

Ezequiel 10:1

Miré y vi que, sobre la plataforma situada por encima de la cabeza de los querubines, había una piedra como de zafiro, que tenía la apariencia de un trono que sobresalía.