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Ezequiel 8:3 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Alargó una especie de mano y me asió por un mechón de los pelos de la cabeza; entonces el espíritu me elevó entre la tierra y el cielo y me llevó, en visiones divinas, a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior que mira al norte, donde estaba el emplazamiento del ídolo del celo que provoca los celos.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Extendió algo que parecía ser una mano y me tomó del cabello. Luego el Espíritu me elevó al cielo y me transportó a Jerusalén en una visión que procedía de Dios. Me llevó a la puerta norte del atrio interior del templo, donde hay un ídolo grande que ha provocado los celos del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Extendió lo que podía ser una mano y me agarró por los cabellos: inmediatamente el Espíritu me levantó entre el cielo y la tierra. Me llevó a Jerusalén en una visión divina hasta la entrada de la puerta que mira al norte, allí donde está el ídolo que provoca los celos del Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y extendió como la forma de una mano, y tomándome por una guedeja de mi cabeza, el espíritu me alzó entre la tierra y los cielos, y en visiones de Dios me llevó a Jerusalem, a la entrada de la puerta interior, que mira hacia el norte, donde estaba el asiento de la imagen de los celos, la que provoca a celos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Y aquella semejanza extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, que provoca a celos.

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Ezequiel 8:3
39 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Excitan sus celos con dioses extraños, lo provocan con abominaciones;


El espíritu me elevó y me llevó a la puerta oriental del templo de Yahveh, la que mira a oriente. Y vi que a la entrada de la puerta había veinticinco hombres, entre los cuales vi a Yazanías, hijo de Azur, y a Pelatías, hijo de Benaías, jefes del pueblo.


Por eso -por mi vida; oráculo del Señor Yahveh-, puesto que has contaminado mi santuario con todos tus ídolos y todas tus abominaciones, también yo te voy a cortar de raíz, sin que se apiaden mis ojos de ti; no tendré compasión''.


En aquel instante, aparecieron los dedos de una mano humana que escribían, delante del candelabro, sobre el yeso de la pared del palacio real. El rey veía la palma de la mano que escribía.


Me llevó en visiones divinas al país de Israel y me situó sobre un monte muy alto, encima del cual había, por la parte del mediodía, una construcción a manera de ciudad.


El espíritu me levantó y me llevó en visión, por el espíritu de Dios, en dirección a Caldea, a los deportados, y así desapareció de mi vista la visión que había tenido.


Miré, y vi una mano extendida hacia mí. Vi que en ella había un libro enrollado.


Provocaron mis celos con lo que no es Dios, me irritaron con sus ídolos vanos. Mas yo provocaré sus celos con lo que ni siquiera es pueblo, los irritaré con una nación vana.


porque Yahveh, tu Dios, que está en medio de ti, es un Dios celoso, y la cólera de Yahveh, tu Dios, se encendería contra ti y te exterminaría de sobre la tierra.


No te postrarás ante ellas ni las servirás, porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian;


Porque Yahveh, tu Dios, es fuego devorador, Dios celoso.


No te postrarás ante ellas, ni las servirás; porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian,


Apenas salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y no volvió a verlo el eunuco, que siguió su camino lleno de alegría.


Aquel que tenía apariencia humana me tocó de nuevo, me infundió vigor


Entonces una mano me tocó, me obligó a sostenerme sobre las rodillas y sobre las palmas de las manos


Y me dijo: 'Hijo de hombre, alza tus ojos hacia el norte'. Alcé los ojos hacia el norte, y allí, al norte de la puerta del altar, a la entrada, estaba aquel ídolo del celo.


De sus bellas alhajas hicieron alarde y fabricaron con ellas sus imágenes, sus ídolos abominables; por eso se las convertiré en estiércol.


El espíritu me elevó y me arrebató, y yo iba amargado por la excitación de mi espíritu, pues la mano de Yahveh pesaba sobre mí.


Entonces el Espíritu me elevó y oí detrás de mí el ruido de un gran trueno cuando la gloria de Yahveh se elevaba de su lugar.


Pusieron sus abominaciones en el templo sobre el cual se invoca mi nombre, profanándolo,


Porque los hijos de Judá han hecho lo que es malo a mis ojos -oráculo de Yahveh-, y han puesto sus ídolos en el templo sobre el cual se invoca mi nombre, profanándolo.


Con sus altos sagrados lo irritaron y le dieron celos con sus ídolos.


Colocó el ídolo de la aserá que se había fabricado en el templo del que Yahveh, había dicho a David y a Salomón, su hijo: 'En este templo, y en Jerusalén, la que yo escogí de entre todas las tribus de Israel, estableceré mi nombre para siempre.


Retiró de delante del templo, de entre el altar y el templo de Yahveh, el altar de bronce que estaba delante de Yahveh, y lo colocó al lado del nuevo altar, hacia el norte.


Luego le dijeron: 'Mira, entre tus siervos hay cincuenta hombres valerosos; deja que vayan a buscar a tu señor, no sea que el espíritu de Yahveh lo haya tomado y lo haya arrojado en algún monte o algún valle'. Él les respondió: '¡No los enviéis!'.


Y sucederá que, cuando yo me aleje de ti, el espíritu de Yahveh te llevará adonde yo no sepa; y después que yo se lo haya anunciado a Ajab, él no te encontrará, y entonces me matará, a pesar de que tu siervo teme a Yahveh desde su juventud.


Entonces Josué dijo al pueblo: 'No podréis servir a Yahveh, porque es un Dios santo, un Dios celoso, que no soportará vuestras faltas y pecados.


No te postres delante de otro dios porque Yahveh se llama Celoso. Es un Dios celoso.


No te harás ninguna imagen esculpida, ni figura de lo que hay arriba en el cielo, o abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra.


El año treinta, el día cinco del cuarto mes, estando yo entre los deportados, junto al río Quebar, se abrieron los cielos y tuve visiones divinas.


Cuando entró aquel hombre, los querubines estaban parados a la derecha del templo, y la nube llenaba el atrio interior.


La mano de Yahveh se posó sobre mí. Yahveh me sacó fuera en espíritu y me dejó en medio de una llanura que estaba llena de huesos.


el espíritu me elevó, me llevó al atrio exterior, y he aquí que la gloria de Yahveh llenaba el templo.


poniendo su umbral junto a mi umbral y las jambas de sus puertas al lado de las jambas de mis puertas, con un solo muro entre ellos y yo. Contaminaron mi santo nombre con las abominaciones que cometieron; por eso los he consumido en mi ira.


Y vi seis hombres que venían por el camino de la puerta superior, la que mira al norte, cada uno con su instrumento de destrucción en la mano. Entre ellos había uno vestido de lino, con una cartera de escriba a la cintura. Entraron y se pararon junto al altar de bronce.


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