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Ezequiel 7:24 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Por eso traeré a las naciones más crueles para que ocupen sus casas; pondré fin al orgullo de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Traeré, por tanto, los más perversos de las naciones, los cuales poseerán las casas de ellos; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Traeré a las naciones más despiadadas para que se apoderen de sus casas. Derrumbaré sus orgullosas fortalezas y haré que se profanen sus santuarios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Humillaré la soberbia de los violentos y sus santuarios serán profanados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Por tanto, Yo traeré a los pueblos más feroces, para que se adueñen de sus casas, pondré fin al orgullo de los poderosos, y serán profanados sus santuarios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Traeré, por tanto, a los más malos de las naciones, los cuales poseerán sus casas; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.

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Ezequiel 7:24
18 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

por eso, yo voy a traer contra ti a extranjeros, a los más violentos de entre las naciones, que desenvainarán sus espadas contra tu bella sabiduría y profanarán tu esplendor.


Haré del país una desolación y un desierto; acabará su orgullosa potencia, y las montañas de Israel quedarán desoladas, sin uno que pase.


así dice el Señor Yahveh: 'Quítate el turbante, despójate de la corona'. Se va a producir un cambio: lo humilde será ensalzado, y lo ensalzado será humillado.


Los entregó a las manos de gentiles, y sobre ellos dominó quien los odiaba.


'Di a la casa de Israel: así dice el Señor Yahveh: mirad: voy a profanar mi santuario, orgullo de vuestra potencia, encanto de vuestros ojos, y anhelo de vuestras almas; y vuestros hijos y vuestras hijas, los que habéis dejado, caerán a espada'.


'Hijo de hombre, vuelve tu rostro en dirección al sur, vaticina hacia el mediodía, profetiza contra el bosque de la región del Negueb.


Nuestra heredad ha pasado a extranjeros, nuestras casas a extraños.


A todas las crestas del desierto llegaron saqueadores, pues Yahveh tiene una espada que devora de un extremo a otro del país sin dejar en paz a nadie.


Pasarán sus casas a otros, campos y mujeres a la vez; porque voy a extender mi mano contra los habitantes del país -oráculo de Yahveh-.


Sube un león desde la selva, se ha puesto en camino un devastador de naciones, ha salido de su residencia para hacer de tu país un desierto: arruinadas serán tus ciudades sin quedar un habitante.


Por eso ensancha sus fauces el seol, abre su boca sin medida: allí bajará su nobleza y su plebe, con su bullicio y sus festejos.


Como a Oreb y a Zeeb trata a sus nobles, y a sus príncipes todos como a Zébaj y Salmuná,


José implantó, pues, la norma, todavía hoy vigente en Egipto, de entregar al Faraón la quinta parte. Sólo las tierras de los sacerdotes no pasaron al poder del Faraón.


Han entregado al fuego el santuario y profanan por el suelo la mansión de tu nombre.


Tendrás que soltar tu mano de la herencia que te había dado, y te haré esclavo de tus enemigos en un país que no conoces; pues fuego se ha encendido en mi ira que arderá eternamente.


Su riqueza será entregada al pillaje, sus casas a la devastación. Si construyen casas, no las habitarán; si plantan viñas, no beberán su vino.


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