y me decía: 'Hijo de hombre, éste es el lugar de mi trono y el lugar de las plantas de mis pies, donde voy a residir en medio de los hijos de Israel para siempre. La casa de Israel no volverá a contaminar mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus prostituciones ni con los cadáveres de sus reyes cuando mueran,
¿Qué compatibilidad entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo de Dios vivo, como lo dijo Dios: Habitaré y caminaré en medio de ellos; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
No se contaminarán más con sus ídolos ni con sus abominaciones ni con ninguno de sus crímenes, porque los libraré de todas las infidelidades que cometieron, los purificaré y, entonces, ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios'.'