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Ezequiel 43:2 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 y vi la gloria del Dios de Israel que venía de oriente. Su estruendo era como el ruido de aguas caudalosas, y la tierra resplandecía de su gloria.

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Biblia Reina Valera 1960

2 y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 De pronto, la gloria del Dios de Israel apareció desde el oriente. El sonido de su venida era como el rugir de aguas torrentosas y todo el paisaje resplandeció con su gloria.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 y de repente llegó del Oriente la Gloria del Dios de Israel con un ruido semejante a los grandes torrentes; la tierra se iluminó con su Gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 y he aquí la gloria del Dios de Israel que venía del oriente, y su voz era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 y he aquí, la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su voz era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.

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Ezequiel 43:2
24 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Después vi otro ángel que bajaba del cielo; tenía gran poder y su gloria iluminó la tierra.


Luego la gloria de Yahveh salió de en medio y se detuvo en la montaña que está al oriente de la ciudad.


Se gritaban el uno al otro: '¡Santo, Santo, Santo es Yahveh Sebaot; toda la tierra está llena de su gloria!'.


Entonces la gloria de Yahveh se elevó por encima de los querubines hacia el umbral del templo y el templo se llenó de la nube, mientras el atrio estaba lleno del resplandor de la gloria de Yahveh.


Como la apariencia del arco iris que hay en las nubes un día de lluvia, así era la apariencia del resplandor que había alrededor: tal era la apariencia de la figura de la imagen de Yahveh. Al verlo, caí de bruces y oí la voz de uno que hablaba.


sus pies semejantes a bronce brillante incandescente en el horno y su voz como estruendo de aguas caudalosas.


Me levanté, salí a la llanura y vi que estaba allí parada la gloria de Yahveh como la gloria que yo había visto a la orilla del río Quebar. Y caí rostro en tierra.


Oí el ruido de sus alas cuando andaban: era como el fragor de aguas abundantes, como la voz de Sadday; un estruendo de multitudes como el estruendo de una batalla. Cuando se paraban, replegaban sus alas.


La ciudad no necesita del sol ni de la luna para que la iluminen, porque la ilumina la gloria de Dios y su lámpara es el Cordero.


Oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas y como estampido de gran trueno. La voz que oía era como de citaristas que tocan sus cítaras.


Y oí un clamor como de numerosa muchedumbre, como estruendo de muchas aguas y estampido de poderosos truenos, que decía: '¡Aleluya! Porque ha comenzado a reinar el Señor, nuestro Dios todopoderoso.


Después de esto oí un gran clamor en el cielo, como de numerosa muchedumbre, que decía: '¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,


Esto dijo Isaías, porque vio su gloria y habló de él.


Dios viene de Temán, el Santo del monte Parán. Selah Su majestad cubre los cielos, de su gloria se llena la tierra.


Pero la tierra se llenará del conocimiento de la gloria de Yahveh, como las aguas cubren el mar.


Entonces la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual estaba, hacia el umbral del templo, y llamó al hombre vestido de lino, al que tenía una cartera de escriba a la cintura.


Tenía la gloria de Dios. Su resplandor era semejante a una piedra preciosísima, como a piedra de jaspe que emite destellos cristalinos.


¡Ay! Bramido de pueblos numerosos como el bramar de los mares rebramantes; rugido de naciones como el rugido de aguas caudalosas rugientes.


Entonces los querubines alzaron sus alas, las ruedas iban con ellos y la gloria del Dios de Israel estaba encima de ellos.


Cuando la gloria de Yahveh entró en el templo por la puerta cuyo frontispicio da a oriente,


Yahveh me dijo: 'Esta puerta permanecerá cerrada. No se abrirá, para que nadie entre por ella, porque Yahveh, Dios de Israel, ha entrado por ella; por eso permanecerá cerrada.


Su fulgor es como la luz; salen rayos de sus manos; allí está oculto su poder.


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