Biblia Todo Logo
ព្រះគម្ពីរតាមអ៊ីនធឺណិត

- ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម -





Ezequiel 37:7 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Profeticé, pues, como se me había mandado. Y mientras profetizaba, se produjo un ruido, un estremecimiento. Los huesos se ensamblaron, cada hueso con su hueso.

សូមមើលជំពូក ចម្លង


កំណែច្រើនទៀត

Biblia Reina Valera 1960

7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Así que yo anuncié el mensaje, tal como él me dijo. De repente, mientras yo hablaba, se oyó un ruido, un traqueteo por todo el valle. Se juntaron los huesos de cada cuerpo y volvieron a unirse hasta formar esqueletos enteros.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Hice según lo que se me había ordenado y, mientras profetizaba, se produjo una gran agitación: los huesos se acercaron unos a otros.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

La Biblia Textual 3a Edicion

7 Profeticé pues como me fue mandado, y mientras profetizaba hubo un ruido, y luego, he aquí un estremecimiento, y los huesos se juntaron hueso con hueso.

សូមមើលជំពូក ចម្លង

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor, y los huesos se juntaron cada hueso a su hueso.

សូមមើលជំពូក ចម្លង




Ezequiel 37:7
10 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

cuando de repente vino del cielo un estruendo como de viento que irrumpe impetuoso y llenó toda la casa donde estaban.


Pedro y Juan les respondieron: 'Juzgad si sería justo ante Dios obedeceros a vosotros más que a Dios.


Al oír esto, se dolieron de corazón y dijeron a Pedro y a los demás apóstoles: '¿Qué tendríamos que hacer, hermanos?'.


Y cuando Jeremías acabó de decir todo lo que Yahveh le había mandado decir a todo el pueblo, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo lo prendieron, diciendo: 'Tienes que morir sin remisión.


Hice lo que se me ordenaba: saqué mi equipaje, como equipaje de destierro, de día; y por la tarde hice un boquete en el muro con mi propia mano. Salí en la oscuridad, llevando el equipaje a la espalda ante sus ojos.


Apenas me había dado cuenta, cuando ya les habían salido los tendones, la carne los recubría y la piel los revestía por encima. Pero no había aliento en ellos.


តាម​ពួក​យើង:

ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម


ការផ្សាយពាណិជ្ជកម្ម