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Ezequiel 30:24 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y le pondré mi espada en la mano; romperé los brazos del Faraón, que gemirá delante de él con gemidos de hombre herido de muerte.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; mas quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquel gemirá con gemidos de herido de muerte.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Fortaleceré los brazos al rey de Babilonia y le pondré mi espada en la mano. En cambio, le romperé los brazos al faraón, rey de Egipto, y quedará tendido, herido de muerte, gimiendo de dolor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré en su mano la espada; asolará a Egipto y se marchará con el botín.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano, y quebraré los brazos de Faraón, y gemirá ante él con los gemidos de un hombre mortalmente herido.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

24 Y fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, y pondré mi espada en su mano; mas quebraré los brazos de Faraón, y delante de aquél gemirá con gemidos de herido de muerte.

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Ezequiel 30:24
21 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

También vosotros, etíopes, seréis atravesados por mi espada.


Fortaleceré, pues, los brazos del rey de Babilonia, y los brazos del Faraón caerán. Y sabrán que yo soy Yahveh cuando ponga mi espada en manos del rey de Babilonia y él la esgrima contra el país de Egipto.


Yo, Yahveh, y nadie más; fuera de mí no hay ningún dios. Te ciño sin que me conozcas,


Así dice Yahveh a su ungido, a Ciro, a quien tomé por la diestra, para someter ante él naciones y desatar cinturas de reyes, para abrir ante él los batientes y las puertas no queden cerradas:


En realidad, lo que todos ellos intentaban era infundirnos miedo, porque pensaban: 'Sus manos desistirán de la obra, y no se llevará a cabo'. Pero yo me reafirmé más todavía.


Así dice el Señor Yahveh: 'Acabaré con la riqueza de Egipto por medio de Nabucodonosor, rey de Babel.


Así dice a Tiro el Señor Yahveh: 'Al rumor de tu caída, cuando giman tus víctimas al ejecutarse la mortandad en medio de ti, ¿no temblarán las islas?


Por eso, mirad que vienen días -oráculo de Yahveh-, en que castigaré a sus ídolos y en todo su país habrá quejas de heridos.


¿Se jacta el hacha ante quien corta con ella? ¿Se engríe la sierra ante quien tira de ella? ¡Como si la vara blandiera a quien la alza o un bastón alzara a quien no es de madera!


De David. Bendito sea el Señor, mi fortaleza, el que adiestra mis manos a la lucha, mis dedos al combate;


Lo batiré, y no podrá ya más erguirse, lo hundiré bajo mis plantas.


¿Quién es Dios, sino Yahveh, quién una roca, excepto nuestro Dios,


Levántate, Señor, sal al paso y doblégalos. Sálvame del impío con tu espada;


Gimen bajo el peso de su carga, grita el alma de los oprimidos. Pero Dios no escucha su plegaria.


Por eso, así dice el Señor Yahveh: 'Voy a entregar a Nabucodonosor, rey de Babilonia, el país de Egipto. Él se llevará sus riquezas, tomará sus despojos como botín, y el provecho será para su ejército.


Él y su pueblo, terror de las naciones, serán traídos para devastar el país; desenvainarán sus espadas contra Egipto y llenarán el país de muertos.


'Hijo de hombre, he roto el brazo del Faraón, rey de Egipto, y ya ves que nadie lo ha vendado ni le ha aplicado medicamentos ni le ha puesto vendas para curarlo de modo que recobre las fuerzas para empuñar la espada.


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