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Ezequiel 25:4 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 por eso yo te entregaré en posesión de los hijos de oriente, los cuales asentarán en ti sus campamentos y plantarán en ti sus tiendas; se comerán tus frutos y se beberán tu leche.

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Biblia Reina Valera 1960

4 por tanto, he aquí yo te entrego por heredad a los orientales, y pondrán en ti sus apriscos y plantarán en ti sus tiendas; ellos comerán tus sementeras, y beberán tu leche.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Permitiré que invadan su país los nómadas de los desiertos orientales. Ellos establecerán su campamento entre ustedes y levantarán carpas en su tierra. Se llevarán el fruto de sus cosechas y se tomarán la leche de sus animales.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Pues bien, por eso, te voy a entregar en manos de los hijos de Oriente; vendrán a acampar en tu tierra, en ella instalarán sus tiendas, comerán tus frutos y tomarán tu leche.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Yo te entrego en posesión a los hijos del oriente, quienes asentarán sus campamentos y pondrán sus moradas en ti, y comerán tus sementeras y beberán tu leche.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 por tanto, he aquí, yo te entrego por heredad a los orientales, y pondrán en ti sus apriscos, y colocarán en ti sus tiendas; ellos comerán tus sementeras, y beberán tu leche.

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Ezequiel 25:4
17 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

Concentráronse todos los madianitas, los amalecitas y los hijos de oriente, pasaron el Jordán y acamparon en la llanura de Yizreel.


Él se comerá las crías de tus ganados y los productos de tu suelo hasta que perezcas; no te dejará trigo, ni mosto, ni aceite, ni partos de tus vacas, ni crías de tus ovejas, hasta destruirte.


Un pueblo que no conoces comerá el fruto de tu suelo y todos tus productos. Serás siempre oprimido y maltratado.


Vuestro país, un desierto; vuestras ciudades, incendiadas; vuestra tierra, ante vosotros, extranjeros la devoran. Es un desierto, como una destrucción a mano de extranjeros.


No construirán y otro habitará, no plantarán y otro comerá; pues como los días del árbol serán los días de mi pueblo, y de la obra de sus manos disfrutarán mis elegidos.


¿Quién suscitó del Oriente a aquel a quien la victoria le sale al paso, le entrega naciones para que a reyes impere? Los reduce a polvo su espada, a tamo fugitivo su arco.


Joab siguió atacando a Rabá de los amonitas y se apoderó de la ciudad real.


Zébaj y Salmuná se hallaban en Carcor con su ejército, unos quince mil hombres, cuantos supervivientes quedaban de todo el ejército de los hijos de oriente, pues habían caído ciento veinte mil hombres capaces de empuñar la espada.


Los madianitas, los amalecitas y todos los hijos de oriente habían caído sobre el valle, numerosos como langostas, y sus camellos eran innumerables, como las arenas de las orillas del mar.


Entonces Balaán profirió su oráculo diciendo: 'De Aram me hace venir Balac, de los montes de Oriente el rey de Moab: ¡Ven y maldíceme a Jacob! ¡Ven y execra a Israel!


entonces yo haré con vosotros lo siguiente: os enviaré el terror, la consunción y la fiebre, que os apagarán la vista y os agotarán el aliento. Sembraréis en balde vuestra semilla, pues serán vuestros enemigos quienes se la comerán.


Jacob reanudó su camino y se dirigió a la tierra de los hijos de oriente.


Nun. Su mano ha entretejido el pesado yugo de mis pecados: lo hace pesar sobre mi cuello, quebranta mis fuerzas. El Señor me entregó en manos de aquellos quienes yo no podía resistir.


Lo doy en posesión, junto con los amonitas, a los hijos de oriente, para que no quede memoria de él en las naciones.


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