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Ezequiel 24:6 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Porque así dice el Señor Yahveh: '¡Ay de la ciudad sanguinaria, olla que tiene cardenillo, cardenillo que no se le va! Saca afuera trozo a trozo, sin echarlos a suertes.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Pues así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad de sangres, de la olla herrumbrosa cuya herrumbre no ha sido quitada! Por sus piezas, por sus piezas sácala, sin echar suerte sobre ella.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 »”Ahora bien, esto dice el Señor Soberano: ¡qué aflicción le espera a Jerusalén, ciudad de asesinos! Ella es una olla de cocina cuya corrupción no puede limpiarse. Saca los trozos de carne al azar, porque ningún pedazo es mejor que otro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Y ahora, esto dice Yavé: '¡Ay de la ciudad sanguinaria! Es una olla oxidada y el óxido no sale, vacíala pieza por pieza sin elegir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pues así dice Adonay YHVH: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, de la olla cuya inmundicia está adentro, Cuyo verdín no sale de ella! Saca pues trozo a trozo, Y no eches suerte sobre ella.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

6 Por tanto, así dice el Señor Jehová: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, de la olla enmohecida, y cuyo moho no salió de ella! Por sus piezas, por sus piezas sácala; no caiga suerte sobre ella.

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Ezequiel 24:6
33 ការដាក់ឲ្យឆ្លើយតបគ្នា  

'Tú, hijo de hombre, ¿quieres juzgar? ¿Quieres juzgar a la ciudad sanguinaria? Dale a conocer todas sus abominaciones.


¡Ay de la ciudad sanguinaria, toda ella mentira, repleta de rapiñas, de pillaje sin tregua!


También ella fue al destierro, marchó al cautiverio; también sus niños fueron estrellados en todas las bocacalles; sus nobles fueron sorteados, todos sus grandes cargados de cadenas.


Desapareció de la tierra el piadoso, no queda un justo entre los hombres: todos acechan para derramar sangre, unos a otros se tienden redes,


El día en que estuviste allí presente, el día en que enemigos llevaban cautivo a su ejército, y extraños franqueaban sus puertas, y sobre Jerusalén echaban suertes, tú también eras como uno de ellos.


Sus jefes, dentro de ella, son como lobos que desgarran la presa, derramando sangre y matando a las personas para hacer su negocio.


también por la sangre inocente que había derramado, hasta llenar de ella a Jerusalén. Por eso Yahveh no quiso perdonar.


Y en ella se encontró sangre de profetas y de santos, y de todos cuantos fueron asesinados sobre la tierra'.


Vi que la mujer estaba ebria de la sangre del pueblo santo y de la sangre de los testigos de Jesús. Su visión me dejó estupefacto.


para que así caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el santuario y el altar.


Luego propusieron: 'Vamos a echar suertes y sabremos por causa de quién nos viene esta desgracia'. Echaron suertes y le tocó a Jonás.


Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo.


Por eso así dice el Señor Yahveh: '¡Ay de la ciudad sanguinaria! También yo haré una gran hoguera.


En ti se acepta soborno para derramar sangre; exiges interés y usura; explotas a tus prójimos con violencia, y a mí me olvidas' -oráculo del Señor Yahveh.'


La ciudad no será para vosotros una olla, pero vosotros seréis en ella la carne; en la frontera de Israel os juzgaré,


El fuelle resopla, el plomo sale intacto del fuego; en vano funde el fundidor, pues las escorias no se desprenden


Además, Manasés derramó muchísima sangre inocente, hasta inundar Jerusalén de un extremo a otro, aparte del pecado de haber inducido a Judá a que hiciera lo que es malo a los ojos de Yahveh.


Derrotó también a los moabitas y, haciéndolos tenderse en el suelo, los midió a cordel; condenó a muerte a dos cordeles y al tercer cordel los dejó con vida. Así, los moabitas quedaron sometidos a David y le pagaban tributo.


Ordenó entonces Josué: 'Abrid la boca de la cueva y sacadme fuera a esos cinco reyes'.


Esto sobrevino a Judá sólo por disposición de Yahveh, para apartarlo de su presencia, a causa de los pecados de Manasés, por todo lo que había hecho,


diciendo: 'No corre prisa construir casas; ésta es la caldera y nosotros la carne'.


Dile: 'Así dice el Señor Yahveh: ¡ciudad que derrama sangre dentro de sí para que llegue su hora, que fabrica ídolos en daño suyo y con ellos se contamina!


'Propondrás, pues, una parábola a la casa de Israel y les dirás: así dice el Señor Yahveh: 'Arrima la olla al fuego, arrímala y échale agua también.


Fuera del campamento tendrás un lugar adonde puedas retirarte.


Aunque te laves con nitro y te eches cantidad de lejía, tu culpa sigue sucia ante mí -oráculo del Señor Yahveh-.


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