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Ezequiel 24:3 - Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 'Propondrás, pues, una parábola a la casa de Israel y les dirás: así dice el Señor Yahveh: 'Arrima la olla al fuego, arrímala y échale agua también.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Y habla por parábola a la casa rebelde, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Pon una olla, ponla, y echa también en ella agua;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Luego transmíteles a esos rebeldes, mediante una ilustración, este mensaje de parte del Señor Soberano: »“Pon una olla al fuego y échale un poco de agua.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Habla, pues, en figuras para esa banda de rebeldes. Dirás de parte de Yavé: Pon la olla en el fuego y échale agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Profiere pues una parábola a la casa rebelde, y diles: Así dice Adonay YHVH: ¡Pon la olla, sí, ponla, y también echa agua en ella!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Y pronuncia una parábola a la casa rebelde, y diles: Así dice el Señor Jehová: Pon una olla, ponla, y echa también agua en ella;

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Ezequiel 24:3
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'Hijo de hombre, propón un enigma y presenta un proverbio a la casa de Israel.


diciendo: 'No corre prisa construir casas; ésta es la caldera y nosotros la carne'.


En cuanto a ti, hijo de hombre, no los temas, ni temas tampoco sus palabras, aunque sean para ti cardos y espinas y tengas que vivir entre escorpiones; no temas sus palabras ni te desanimes por causa de ellos, pues son una raza rebelde.


Me dijo: 'Hijo de hombre, voy a enviarte a los israelitas, a una nación de rebeldes que se han rebelado contra mí. Ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.


Escucha, cielo; atiende, tierra que habla Yahveh: hijos crié y eduqué, y ellos se rebelaron contra mí.


Porque así dice el Señor Yahveh: '¡Ay de la ciudad sanguinaria, olla que tiene cardenillo, cardenillo que no se le va! Saca afuera trozo a trozo, sin echarlos a suertes.


'Tú pues, hijo de hombre, escucha lo que voy a decirte: No seas rebelde como la raza rebelde; abre la boca y come lo que voy a darte.'


Es un pueblo rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quieren oír la ley de Yahveh;


¡Ay de los hijos rebeldes -oráculo de Yahveh-, que hacen un plan pero no de mi parte, que firman un pacto pero no de mi agrado, añadiendo así pecado a pecado!


quiero abrir en parábolas mi boca, hacer fluir enigmas de otros tiempos.


¡Gente de dura cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos! Siempre estáis resistiendo al Espíritu Santo. Como vuestros padres, igual vosotros.


Él les contestó: 'A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de Dios; a los demás, en parábolas, para que: Viendo, no vean; y oyendo, no entiendan.


Ellos intentaban apresarlo, pero tuvieron miedo al pueblo; pues se habían dado cuenta de que por ellos había dicho esa parábola. Lo dejaron, pues, y se fueron.


En aquel día se hará a costa vuestra un proverbio y se entonará un lamento, un lamento que dice: '¡Estamos totalmente arruinados! ¡La porción de mi pueblo ha sido entregada! ¡Cómo arrebatan lo que es mío! ¡Entre los enemigos distribuyen nuestros campos!''.


'Di a la casa rebelde: ¿no sabéis lo que significan estas cosas? Di: Mirad que el rey de Babilonia vino a Jerusalén y tomó a su rey y a sus príncipes, y los llevó con él a Babilonia.


Yo, Yahveh, diré lo que quiero decir, y se cumplirá sin dilación alguna. Porque yo, en vuestros días, ¡oh casa rebelde!, diré y lo cumpliré' -oráculo del Señor Yahveh'.


'Hijo de hombre, estás viviendo entre gente rebelde, que tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen, pues son gente rebelde.


La ciudad no será para vosotros una olla, pero vosotros seréis en ella la carne; en la frontera de Israel os juzgaré,


Por eso, así dice el Señor Yahveh: las víctimas que en ella habéis dejado son la carne y la ciudad es la olla; y a vosotros os sacaré de ella.


Como el diamante es más duro que la roca, así yo hago tu frente. No los temas ni te desanimes por causa de ellos, porque son una raza rebelde'.


Me fue dirigida por segunda vez la palabra de Yahveh en estos términos: '¿Qué ves?'. Respondí: 'Estoy viendo una olla que hierve y que se vuelca desde el lado del norte'.


Pero ellos se rebelaron, ofendieron su santo espíritu y él se les cambió en enemigo y luchó contra ellos.


Volvió Eliseo a Guilgal. Había entonces hambre en la región. Estando los hijos de los profetas sentados ante él, dijo a su criado: 'Pon la olla grande y cuece un potaje para los hijos de los profetas'.


Yahveh me dijo: Del norte se desencadenará la desgracia sobre todos los habitantes del país,


Yo pondré cerco a Ariel; habrá llanto y lamento, y será para mí como Ariel.


Cuando me habló, entró en mí el Espíritu, que me mantuvo de pie, y oí al que me hablaba.


Y ellos, tanto si te escuchan como si no te escuchan -pues son una raza rebelde- sabrán que ha habido un profeta entre ellos.


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